martes, 3 de noviembre de 2009

Luz del alma

La luz del alma despierta al ser dormido, es el aspecto auto-consciente que, sin nombre, nacionalidad, ni oficio se sabe, se percata y se individualiza como el ser que se conjuga en la creación suprema. El alma es el aspecto humano sin raza ni credo que se manifiesta incluyendo al todo. La energía del todo vibra en cada átomo de sus rayos.

La energía esencial fluye desde el alma hacia el corazón conectado a su luz, un corazón, que integrado, manifiesta amor y compasión hacia su entorno.

Dejamos el temor atrás para empoderarnos desde el alma y vivenciar la libertad creativa. El alma nos libera del influjo colectivo que subyuga, que refrena, limitando la semilla que quiere brotar. Desde el alma se integra al ser y a la consciencia divina original.

Conociendo la propia naturaleza por y a través del alma nos integramos y elevamos hacia el ser. Al comprendernos y aceptarnos comprendemos y aceptamos al prójimo. Nos hacemos responsables de acciones y vivencias, ya no somos víctimas ni culpables.


Un ser humano despierto e integrado es auto-consciente y sabe que el conocimiento verdadero reside en su alma y en su biología, ADN.


La mente, entonces, se expande y se recrea en las ideas que surgen del ser, nos descolgamos de la masa para ser individuos pensantes. Descubrimos las leyes divinas que incluyen el todo facilitando un recorrido armónico sin tropiezos, leyes que nos sincronizan con el entorno dinámico natural.


Pensamientos que cargan semillas sabias y poderosas, que contienen la fuerza para brotar y multiplicarse, surgen de un corazón integrado a su alma, libre de prejuicios y miedos que le impidan expandirse y realizarse. Creaciones que asombran por su belleza y talento, propulsadas por una intención que se materializa en la idea misma.


Los pensamientos son la materia prima para construir sociedad, son el capital que cada uno aporta, la base para construir vida.


Cada pensamiento se proyecta más allá del dominio personal compenetrándose con la mente colectiva que se enriquece o se contamina por ellos. Los pensamientos contienen las emociones que les dieron vida, es decir, el sentir de su creador y viajan más allá de las fronteras, de mente en mente, algunos se van diluyendo mientras que otros van adquiriendo aún más fuerza para terminar en la universalidad imperecedera e inclusiva del todo.


Y es que el alma nos enciende para emprender vuelo hacia lo alto. Hemos comenzado a integrar la sabiduría de una larga carrera evolutiva de muchos viajes de exploración y conquista.


Aunque estamos insertos en una forma limitada, que cae presa fácil de energías de miedo y carencia, nuestro ser divino nos eleva hasta traspasar el maya cuando finalmente nos ha llegado la hora de despertar e integrar su luz.
Por Marisol Stevens















1 comentario: