martes, 29 de diciembre de 2009

El planeta

El cielo apenas se vislumbra desde las oficinas atestadas por individuos que pasan la mayor parte de sus días en ellas y el canto de los pájaros, los lagos, los bosques y ríos son privilegio de unos pocos.


Despertar no es fácil, si se nace en la ciudad se comparte una conciencia de masa. Todo es parte del sistema social imperante, políticos y religiosos manejan el ritmo cotidiano y el ser común sigue al contingente, los juicios son previos y aprendidos en colegios y hogares que rinden tributo a la colectividad sistematizada.


Todo se aprende, nada se descubre, los descubrimientos se dejan para los hombres de ciencias. Todos necesitan un título, oficio o profesión, el respeto no se consigue de otro modo. El sistema consume nuestras vidas y no hay tiempo para ver el cielo y sus estrellas que inmutables en el firmamento son el testimonio constante del hogar universal que sostiene el planeta que habitamos.


En medio de todo esto surge la inquietud de unos pocos que sumando y sumando nos hemos transformado en muchos. Y es que el tiempo se ha cumplido, Esta amaneciendo y es hora de despertar.


Si has sido tocado y eres parte de las primicias de la nueva era, entonces te has conectado y surge en ti una nueva perspectiva infinita y grandiosa, miras con nuevos ojos, los ojos del amor y la compasión, y por primera vez te haces verdaderamente conciente de ti y de tu relación con el planeta que habitas.


Somos hijos de esta Tierra, nuestra biología fue gestada en ella y hasta hoy nos cobija y alimenta.


La tierra es el único hogar que conocemos y sin embargo se la destruye sin pensarlo dos veces. Con soberbia se comercializan sus recursos potenciando una indolencia y disociación extremas.


Hemos sido ese individuo que “en pos de desarrollo” ha explotado los recursos sin medida, olvidando la propia tierra interna (su mente, hacedora, poderosa y única, modelo a imagen de su hacedor) y que solo ha mirado hacia fuera buscando tesoros que la satisfagan.


La condición global la generamos cada uno, el individuo mueve la energía que promueve corrientes filosóficas que más tarde o más temprano darán sus brotes. La sociedad materialista que conformamos hoy en día es una creación que ha sumado intenciones ególatras y destructivas desde hace mucho tiempo, entonces si cada uno produce nuevas y renovadas intenciones estaremos sumando un cambio.


El planeta se ha llenado de malas hierbas por falta de cuidado, pensando que es responsabilidad de los gobernantes o empresarios, el ciudadano común ha descuidado su único legado, la tierra que habita. Cada pensamiento es una semilla plantada y la intención plasma el gen, al descuidar este hecho se está descuidando en definitiva el progreso colectivo y por ende la supervivencia. El planeta es el vecindario y los vecinos los responsables de éste.


Como vecinos de esta nueva era, comencemos por tomar la responsabilidad y hagamos todo lo posible por dejar de contaminar, especialmente el pensamiento colectivo, que aunque nosotros no vemos la oscuridad energética que produce envolviendo el planeta, este nos causa el circulo vicioso que hemos estado viviendo por tanto tiempo y generaciones.


Literalmente empañamos el brillo natural del planeta con tanto pensamiento y sentimiento negativo que carga el ambiente.


No haremos ninguna diferencia si insistimos y buscar el error ajeno, seamos diligentes con la luz personal, que esta haga su trabajo de servicio, que no es mas que esto, las acciones y frutos son el resultado invariable de nuestro interior. Seamos entonces una lámpara efectiva para facilitar el trabajo de nuestra madre Tierra en esta ascención planetaria.


Por Marisol Stevens







martes, 17 de noviembre de 2009

Introspección y silencio

Si has descubierto la inclusión intrínseca que hay en el todo, solo ha sido por un camino de introspección. Todos tenemos que llegar tarde o temprano, en esta u otra vida, a la instancia del silencio que viene tras la introspección. En ese momento, en tu interior, en tu quietud puedes vislumbrar lo que siempre ha estado, tu luz conteniendo todas las respuestas que has buscado. Ves el todo al que perteneces y que esta dentro de ti como un universo magnífico.


A través de la mirada interna de la introspección se depura la mente del engaño que la infesta, restaura su luminosidad, su sanidad y la libera del prejuicio social y cultural previamente adoptado.


Mirarse no es fácil, implica internarse en el yo y hurgar en sus verdaderos sentimientos y motivaciones. Cruzar el umbral del ego, la personalidad, la máscara. En definitiva desnudar y aceptar lo que la mente ha disimulado por años.


Nuestro intelecto internaliza el entorno en la niñez y desde allí comienza su carrera de armamento. Dependiendo de las circunstancias y experiencias que almacena producirá un patrón de protección al medio.


El niño descubre que es mejor unirse al enemigo que enfrentarlo, por lo tanto es uno de los métodos básicos de sobrevivencia del común de las personalidades. No destacar por la diferencia, sí por la excelencia.


El ego( intelecto) no quiere ver las debilidades y para ello las enmascara conformando poco a poco la personalidad. No todo es lo que parece. Nuestra mente a través del subconsciente acomoda miedos y los usa como ladrillos de la personalidad.


Es casi imposible conocerse de manera natural, conocemos y nos identificamos con la personalidad adquirida, creemos ser ésta, creemos ser nuestro carácter y nuestras cualidades que el ego quiere destacar.


Para auto-definirse y re-confirmarse el ego busca constantemente el reconocimiento y la aceptación de sus pares, a modo de espejo se mira a través de ellos y tratando de mejorar la imagen se exige y compite en un mercado de afectos condicionados.


El niño creyó que el amor se ganaba, así lo enseñan los padres, portarse bien es la regla, único camino para recibir los elogios que confunde con amor porque van acompañados de abrazos y frases hermosas. Allí se gestó el amor condicionado, el pan de cada día. El que mueve la masa, el amor que alimenta nuestra personalidad.


Mirarse desnudo implica desenmascarar al ego, comprender la personalidad propia y los mecanismos mentales que la sostienen y finalmente ver defectos y virtudes, que son la fórmula mágica.


Para ser auténtico hay que descubrirse y amarse. Liberarse de la mente que reprime y exige para andar al propio ritmo de acuerdo a sentimientos y emociones propias. Volver al niño que se expresa sin vergüenza, con llanto o enojo de acuerdo a su sentir.


Es un camino de valentía y rebelión producto de la revolución personal que surge. Alma y ego se enfrentan para finalmente unificarse y conformar un ser pleno que ha dado vida en sí mismo a la inclusión.


Una auténtica retrospección te re-encuentra con el amor propio y con ello descubres un nuevo tipo de amor, uno incondicional. Si eres capaz de amarte incondicionalmente entonces eres capaz de brindar amor incondicional. Si te amas sin máscaras puedes amar a otros con su luz y su oscuridad. Ya sabes que es parte de la vida. Creciste, ya puedes ver el contenido completo de tu prójimo sin filtrar, aceptando el todo que hay en él.


Todo es lo que hay, es nuestra verdad, somos hechos de luz y sombra. Positivo y negativo, protones y electrones que se completan con el neutrón. Surge en tu conciencia la trinidad energética en plenitud y te descubres, te conquistas y te amas. Desde tu centro has visto el todo y la verdad del ser en su expresión plena.


Ya no hay autocrítica constante, hay una profunda aceptación y amor y del amor surge tu poder máximo. El amor que prevalece y hace prevalecer a quién lo porta y lo contiene en su interior. El amor fecundo del que brotan pensamientos fecundos y verdaderos, camino seguro para quién busca elevarse y realizarse.


Te has ido despertando poco a poco, y la claridad se expande en tu mente. Los síntomas van surgiendo en ti de forma cíclica, un giro te lleva al otro y así en sucesivas olas de información viva que te impele a seguir. No hay marcha atrás, no es posible, tu consciencia se ha expandido y ya no puedes ignorarla y dormirte. Sin embargo te has salido del sistema, lo desaprendiste, se desprogramó en tu mente. El camino no está trazado lo haces a cada paso, estas viviendo el ahora.


Por Marisol Stevens











martes, 3 de noviembre de 2009

Luz del alma

La luz del alma despierta al ser dormido, es el aspecto auto-consciente que, sin nombre, nacionalidad, ni oficio se sabe, se percata y se individualiza como el ser que se conjuga en la creación suprema. El alma es el aspecto humano sin raza ni credo que se manifiesta incluyendo al todo. La energía del todo vibra en cada átomo de sus rayos.

La energía esencial fluye desde el alma hacia el corazón conectado a su luz, un corazón, que integrado, manifiesta amor y compasión hacia su entorno.

Dejamos el temor atrás para empoderarnos desde el alma y vivenciar la libertad creativa. El alma nos libera del influjo colectivo que subyuga, que refrena, limitando la semilla que quiere brotar. Desde el alma se integra al ser y a la consciencia divina original.

Conociendo la propia naturaleza por y a través del alma nos integramos y elevamos hacia el ser. Al comprendernos y aceptarnos comprendemos y aceptamos al prójimo. Nos hacemos responsables de acciones y vivencias, ya no somos víctimas ni culpables.


Un ser humano despierto e integrado es auto-consciente y sabe que el conocimiento verdadero reside en su alma y en su biología, ADN.


La mente, entonces, se expande y se recrea en las ideas que surgen del ser, nos descolgamos de la masa para ser individuos pensantes. Descubrimos las leyes divinas que incluyen el todo facilitando un recorrido armónico sin tropiezos, leyes que nos sincronizan con el entorno dinámico natural.


Pensamientos que cargan semillas sabias y poderosas, que contienen la fuerza para brotar y multiplicarse, surgen de un corazón integrado a su alma, libre de prejuicios y miedos que le impidan expandirse y realizarse. Creaciones que asombran por su belleza y talento, propulsadas por una intención que se materializa en la idea misma.


Los pensamientos son la materia prima para construir sociedad, son el capital que cada uno aporta, la base para construir vida.


Cada pensamiento se proyecta más allá del dominio personal compenetrándose con la mente colectiva que se enriquece o se contamina por ellos. Los pensamientos contienen las emociones que les dieron vida, es decir, el sentir de su creador y viajan más allá de las fronteras, de mente en mente, algunos se van diluyendo mientras que otros van adquiriendo aún más fuerza para terminar en la universalidad imperecedera e inclusiva del todo.


Y es que el alma nos enciende para emprender vuelo hacia lo alto. Hemos comenzado a integrar la sabiduría de una larga carrera evolutiva de muchos viajes de exploración y conquista.


Aunque estamos insertos en una forma limitada, que cae presa fácil de energías de miedo y carencia, nuestro ser divino nos eleva hasta traspasar el maya cuando finalmente nos ha llegado la hora de despertar e integrar su luz.
Por Marisol Stevens















martes, 20 de octubre de 2009

La inclusión

La inclusión es un término desconocido para el ego, cientos y miles de años han transcurridos para lograr la ilusión de separación, para que olvidemos nuestra esencia divina, para que vivenciáramos una instancia de profunda soledad y desamparo frente a una sociedad indolente y fragmentada por fronteras.


La conciencia se durmió para luego despertar a su única realidad, la inclusión con el ecosistema, el cosmos, el universo y el todo.


Estamos despertando después de un largo ciclo de ignorancia que se cumple. Amanece una nueva era revolucionando las ciencias y sus verdades. Una nueva generación de físicos penetra los portales de Dios a través de la física cuántica y su mecanismo.


La inclusión es evidente frente a un todo de energía que compenetra y manifiesta las variadas formas vivientes. En cada célula surge la conciencia del todo implícito generando nuevas luces en todas las ciencias actuales. Astrónomos y físicos expanden su visión en una carrera que ubica al ser humano en un nuevo peldaño evolutivo.


Constantes descubrimientos arquelógicos que proporcionan antiguos mensajes y pistas para comprender el porvenir son cada vez más atractivos para un público que despierta a la llamada de alerta por un eco-sistema que colapsa. Y es que una verdad eterna parece develarse mientras el término “despertar de la conciencia” resuena como un eco en el pensamiento individual.


Por todo el planeta el individuo replantea y evalúa su sentir. Un frenesí inquietante se desborda en las células, mientras nuevos niños y jóvenes desbordan energía de rebelión. Los niños índigo y cristal hacen su aparición y con ellos nuevos movimientos y corrientes de pensamientos que incitan la transformación social.


El acontecer político mundial es igualmente inquietante y se devanea en un tira y afloja sin fin, el poder se impone y luego la conciencia lo limita. El hombre en pos del hombre se delata, se denuncia y luego se reformula, o lo intenta por lo menos. Organismos secretos manipulan la urgencia mundial, mientras la voz indeleble de la conciencia se agranda.

¿Qué sucede? ¿Qué nueva energía se apodera del corazón y la mente humana?


El sol evolutivo lanza sus rayos abrazando un planeta convulsionado por su calor. El astro estelar que la Tierra orbita sucumbe en su propio fuego, explosión tras explosión lo consume irradiando ondas electromagnéticas hacia la superficie de una tierra conmovida. Excluir, imposible, nada queda fuera de sus rayos de luz y calor, vida y muerte se aceleran bajo su dominio mientras la humanidad se tambalea.


El paso lento e indolente ya no tiene sentido. El cielo gobierna y la tierra se entrega a su influjo. Las ondas calóricas y eléctricas que entran a la atmósfera son causa y origen de toda manifestación celular consciente o inconsciente. Se desborda una fuerza nueva que penetra en cada célula movilizando nuevos patrones de vida.


El todo es la respuesta y vivenciar las expansiones futuras que se entretejen en el ahora, en este presente eterno e inquebrantable que enciende redes de luz infinitas y cíclicas de naturaleza evolutiva.


La mirada interior revela la conciencia de unidad que está plasmada en las células, el orden inherente de todas las partes que conforman la creación. Cada célula es consciente del orden que la mantiene integrada al organismo que conforma y lo expresa en sus funciones.


Es evidente que somos una célula más de un gran organismo que se llama humanidad y aún cuando cada manifestación personal es única enriquece el todo con su diversidad. La exclusión queda atrás frente a una nueva perspectiva humana que se despierta, y es la luz personal impulsando una creación unificada que brota fértil hacia la nueva era.


La inclusión conciente es la clave. Si cada uno se re-conecta con el todo, se re-ubica en el aquí y el ahora re-cableando su mente quedaran atrás antiguos mecanismos y sistemas sociales para despertarnos ante un contexto nuevo de una familia humana que habita un condominio celeste.


Por Marisol Stevens

















jueves, 8 de octubre de 2009

Presente, el eterno ahora

Vivimos en la superficie de la Tierra en un viaje de descubrimiento y evolución. Aquí aprendemos, de niños, a contar los cumpleaños y a crecer aprendiendo vida. Queremos avanzar dejando atrás lo que no nos ha gustado para encontrar nuevos caminos y fronteras. Buscamos bien-estar, pero siempre lo buscamos afuera y siempre en el futuro.


Queriendo arrancar del pasado lo proyectamos constantemente con los miedos y cuidados que ponemos en cada gesto y en cada palabra, engrosando la máscara después de cada experiencia. Soñamos con una vida eterna llena de paz y amor intentando adquirirla cada vez que, reprimiendo la sombra, nos esforzamos por ser “mejores” para alcanzar el modelo religioso o ético social.


No sabemos como integrarnos, por donde encontrar nuestra esencia, como llegar a un auto-descubrimiento para abrazar el ser que somos.


Seguimos corriendo y empujando, culpando y rechazando, resistiéndonos al mayor milagro, la vida.


Cuando por fin nos sentimos cansados y nos bajamos del carro conseguimos una quietud que nos permite reflexionar y con suerte seguir reflexionando. Y es que tenemos que encontrar la puerta a la eternidad de nuestro ser, la puerta al presente.


El pasado y el futuro son dos extremos que se integran en el presente cobrando su máximo significado. En cada segundo avanzamos en un peregrinaje que contiene en sí todos los caminos recorridos previamente y que acrecientan la conciencia y la luz en una riqueza imperecedera.


El presente es el eterno pináculo del viaje, en él reside lo sagrado, la semilla, el poder. No hay forma de intervenir en el pasado o futuro, sino a través del eterno presente donde se funden ambos conformando el único camino posible de transitar.


El todo se concreta en el presente. en el instante sagrado en que la inteligencia suprema se manifiesta gestando vida.


Se siembra en el presente e igualmente en el presente se cosecha lo sembrado. Ciclos y tiempos relativos que se entrecruzan a cada instante vivificando un todo. No hay mañana sin hoy y en el hoy subyace el milagro de la vida.


La fuerza superior del eterno camina fundida en el yo soy de cada UNO, que explora, siente y se nutre de la vida que fluye en su sabia.


Cada momento pasado se vivifica en el instante presente como fruto de experiencia viva. Pasado que se recicla como tesoro ganado y que evoluciona en un curso invariable de cambios. Círculos y círculos que se cierran para dar paso al siguiente que lo sucederá.


Energía viva que respira cada pensamiento, cada instante mágico y significativo que se expresa en gestos, emociones y pasiones que a su vez despiertan otros similares. Un que-hacer diario que se vive momento a momento en un eterno continuo hecho de contrastes.


Tomar conciencia del sentimiento que nos motiva es el único empeño válido, conocerse, descubrirse y sentirse para luego crear en armonía con los más profundos deseos y pasiones que nacen donde subyace el alma y su poder. La vida se valida en ese interior fecundo donde la conciencia cósmica late su verdad.


Vivir es una elección personal que solo se manifiesta en el instante en que se vive, no existe otro momento real para ello, no se respira ni en pasado ni en futuro, entonces solo el presente contiene la fuerza creativa con su entusiasmo y su que-hacer, el resto un espejismo que contamina el momento. El presente es el camino y la vida avanza a cada paso llena de contrastes.


Por Marisol Stevens



jueves, 24 de septiembre de 2009

Opuestos primordiales

Si reflexionamos sobre el contraste, nos encontramos que en el centro se complementan los extremos y que estos surgen como los pares opuestos primordiales de la vida; luz-sombra, día-noche, tristeza-alegría, cobardía-valentía, avanzar-retroceder, sufrir-disfrutar, dulce-amargo, caliente-frío, etc, mientras más extensa la gama de los contrastes mayor el rango en que el ser humano se experimenta y se expresa.

Cada extremo existe sustentado por el otro, y ambos son posibles en el propio contraste que los une, polos opuestos se atraen, atracción no es otra cosa que magnetismo y magnetismo es análogamente lo que conocemos por amor, entonces no existe lo malo en ninguno de ellos.

El universo se manifiesta y se realiza en sus partes, todas fluyendo “amorosamente” en un flujo electromagnético que sostiene el todo desde su centro. Variedad infinita de colores y movimientos lo conforman en una belleza suprema y sublime. No hay un negro mejor que un blanco y de ambos se nutre la tonalidad que es igualmente infinita y bella.

¿Dónde está el problema entonces?
Solo en la mirada humana que ha visto y suscitado dificultad en el color y la raza. Blancos, negros y amarillos fusionándose en tonalidades de exquisita variedad no son más que una sinfonía de cualidades y tonos que enriquecen la vida planetaria.

La gama de colores y juegos de luz y sombra son la herramienta primordial para el artista, y la infinita variedad cromática se encuentra impresa en la naturaleza, en ella nada es excluyente o desechable. La sombra es el fondo para la luz, de ese modo se hace visible, en la diferencia y contraste, de modo que no hay una buena obra pictórica que prescinda de la oscuridad.

Vivir pretendiendo excluir la oscuridad o atacarla es negar nuestra propia realidad, es nuestro mayor tropiezo, ocultarnos tras una máscara que nos asfixia y nos imposibilita la auto-estima y la compasión.

Formamos parte del entorno y nuestra humanidad se manifiesta en la forma dentro de un campo de energía variable, conformado por el planeta y todo lo que hay en el. Podemos jugar con la luz y oscuridad a gusto y también podemos matizar nuestra obra con todas las tonalidades posibles, pero excluir uno de los polos es imposible, solo podemos integrar.

Es innegable que la mente del Hacedor Supremo se haya implícita en cada obra suya, por tanto el ser humano es una obra suprema y contiene todo el potencial de ésta. Tiene en sí el germen creativo divino, el que puede desplegar en su propia creación.

La oscuridad y la luz han complementado el diseño floreciendo en ciclos de crecimiento y evolución de un ser humano que duerme y despierta sucesivamente, a su propia verdad, a través de milenios de historia.

Nos hemos desplazado entre los opuestos evaluando el recorrido. Se avanza imprimiendo vida a cada paso. Vida y muerte, dolor y placer son los extremos que nos sostienen y empujan. Cada momento es una hoja en blanco en donde imprimir sentimiento, vibración y nota. Páginas que se suman a un sentir social, cultural, planetario y universal co-creando partes que escriben una historia común y fruto para el todo. Un todo que integra a cada uno en el festín, donde todos prueban el bocado, unidad que recicla y desarrolla su evolución.

La evolución universal es la sinfonía de un creador primigenio, omnipresente, omnipotente y omnisciente. En ella los pares de opuestos son la pauta en donde el hombre escribe sus notas.

Ciclos y ciclos de experiencia humana, cada uno componiendo su melodía de extremo a extremo. Nos estrellamos en la trama para transmutar y reciclar energía poniendo a prueba los propios límites en un descubrimiento eterno.

Nada se pierde “el todo” lo renueva, lo recompone, lo sintoniza invariablemente, aprendizaje valioso de una carrera sin tiempo. El valor sostiene al temor impregnando al Ser con el contraste que descubre paso a paso y en donde se revela la profundidad infinita de su alma.

Aceptamos poco a poco el contraste, pero la oscuridad y su reino siguen siendo un extremo inaceptable. Si a mayor variedad de tonos mayor belleza y riqueza creativa, entonces lo oscuro y tenebroso, inmerso en penumbras densas y hostiles, sostienen la luz de una conciencia sublime.

Negativo y positivo se equilibran en un punto intermedio muy difícil de encontrar y graduar. Es la belleza de la perfección suprema, en donde la integración es punto clave del ser humano que se experimenta, crece y desarrolla en sucesivos ciclos de un itinerario conocido por su corazón.

Por Marisol Stevens

jueves, 17 de septiembre de 2009

La energía y su verdad

Cada vez se da más énfasis a la energía, y su relación con el cuerpo y la salud. Es innegable que el cuerpo se comunica y transmite lo que siente a través de la energía que irradia, la misma que algunos denominan aura y que incluso ha sido fotografiada con la técnica Kirlian. Esta ha sido una herramienta útil para verificar la energía que irradiamos proporcionándonos una visión más integrada de nosotros mismos. Se ha puesto en evidencia que el color de nuestra energía cambia de acuerdo al estado de salud, tanto física como emocional.

Poco a poco intuimos que nuestro campo energético se ensucia si colapsamos y nos deprimimos, y ello nos lleva a cuadros de mala salud.

Muy similar a lo que se ha descubierto sobre la molécula del agua y su comportamiento frente a diferentes emociones y sentimientos, y es que los sentimientos y emociones también son energía, y es la que electrifica el agua cargando en ella el tipo de energía que acompaña nuestros sentimientos, sea positiva o negativa, y no olvidemos que dos tercios de nuestro cuerpo contienen agua.

Los estudios de las últimas décadas han facilitado el auto conocimiento proporcionando una imagen más amplia de nuestra realidad de ser. Se han descubierto campos que son verdaderos contenedores de los cuerpos físicos y que a su vez son captadores de ondas electromagnéticas que influyen directamente en la mente humana y su sistema neurológico.

Sabemos ahora que el hombre es un ser electromagnético muy sofisticado que se alimenta de una energía fuente. Sabemos también que el sol, es nuestra fuente de vida, que con sus ondas electromagnéticas es alimento de sistemas neuronales y eléctricos de todo organismo vivo en el planeta.

Todo esto nos obliga a replantear los poderes y capacidades de la mente, descubrimos cómo nos afecta la electricidad y los campos magnéticos, pero más importante, que podemos polarizar esa energía entrante en algo mejor que el entorno, que podemos actuar concientemente en nuestro interno devolviendo mas luz al exterior.

Surgen con ello distintas corrientes filosóficas, y es que nos hemos dado cuenta que somos energía y que por lo tanto afectamos y somos a su vez afectados por la energía que nos circunda.

Entonces podemos optar por ser más activos y elevar la energía propia, para así, dejar de contaminar y ser piedras de tropiezo sin autocontrol.

Trabajando con nuestra energía interna e irradiando algo mejor al exterior afectamos la energía que nos envuelve y contiene el todo, con ello surgen sanadores que, utilizando sus manos como catalizadoras de la energía cósmica, restauran la armonía de sus pacientes polarizando su campo electromagnético, vale decir su aura, y muchos más que emplean aroma, gemas, música y otros con el mismo fin.

Si somos a imagen y semejanza de un Padre Arquetipo poseemos infinitos poderes y virtudes legadas por ÉL, pero si no tenemos conciencia de poseerlos no podemos activarlos.

Un hecho que refleja esta realidad es que poseemos un cerebro (indescifrable aún) del que apenas utilizamos un diez por ciento de capacidad y que es, en definitiva, el motor de pensamientos que afectan nuestro campo y la frecuencia que sintoniza.


Entonces cada vez que pensamos movemos energía que activa un mecanismo de creación. Todo pensamiento es una causa, sin embargo hemos subestimado su poder, divagando libremente, sin tomar control del arma más poderosa que poseemos hemos llegado a instancias muy dolorosas para la humanidad, y todos hemos aportado una cuota en ello.

Creemos que circunstancias negativas son el resultado de causas externas, sin tomar conciencia, que son los propios pensamientos personales quienes traen incorporados resultados físicos, y que, aun cuando no sean expresados por medio del lenguaje, conforman un campo a la medida atrayendo energías similares por resonancia magnética que tarde o temprano se manifestará en la vida de su creador.

Si el hombre puede pensar ilimitadamente también puede imaginar y crear a su antojo, sin embargo no puede imprimir la idea de inmediato en el plano físico pues éste se emplaza en un marco de tiempo.

El pensamiento creativo por lo tanto tiene que desarrollarse dentro de un plan que facilite su realización óptima y este plan perfecto y armónico nace de una mente generosa y un corazón humilde.

Un pensamiento conectado con el sentimiento correcto pulsa la clave que legó Cristo haciéndolo aún más poderoso y abundante en su realización.

Al igual que los pensamientos, las emociones originan actos creativos que conforman vida, hechos, circunstancias y obras de cada cual, y que la gran mayoría ve como fortuitas. Culpando a las circunstancias, por todo lo que vive, el individuo no sabe que es el resultado de una elección personal hecha en una mente disociada de su verdadero Ser.

El pensamiento de amor u odio activa cada acción, origen causal de toda expresión del hombre. Cayendo voluntariamente en una corriente circular somos dominados por las propias aguas, y aunque creadores de ellas, al vivenciarlas internamente nos volvemos incapaces frente a un poder que consideramos fortuito.


El torrente de dificultades y penas es producto de sentimientos negativos y ciegos que detonan creaciones físicas y emocionales igualmente negativas, cada sentimiento se plasma en el campo magnético del individuo que lo genera sintonizando su misma frecuencia, esto es, atrayendo situaciones que le proporcionen más de lo mismo.

Esto es la explicación científica de la doctrina del pecado y el castigo, no existe tal castigo, se cree en él y se lo experimenta como tal, pero en verdad es solo resultado de sentimientos y acciones adversas que nos mantienen atrapados en una rueda invisible.

Hemos estado negativos y miedosos por mucho tiempo, hemos entregado nuestros sueños y deseos “verdaderos” a la masa, porque con su campo energético nos contaminó y no sabemos que activando una mente positiva podemos alcanzar el cielo.

Negar los sueños atrofió la mente creativa y arriesgada. Un corazón joven ama, lucha y cree de verdad porque aún no está contaminado por el sentimiento de masa.

Sentimiento, pensamiento, idea, palabra y obra, conforman la cadena de creación, y cada creación es personal. Tomar conciencia de ello es renacer y despertar el gen divino.

Por Marisol Stevens