La luz del alma despierta al ser dormido, es el aspecto auto-consciente que, sin nombre, nacionalidad, ni oficio se sabe, se percata y se individualiza como el ser que se conjuga en la creación suprema. El alma es el aspecto humano sin raza ni credo que se manifiesta incluyendo al todo. La energía del todo vibra en cada átomo de sus rayos.
La energía esencial fluye desde el alma hacia el corazón conectado a su luz, un corazón, que integrado, manifiesta amor y compasión hacia su entorno.
Dejamos el temor atrás para empoderarnos desde el alma y vivenciar la libertad creativa. El alma nos libera del influjo colectivo que subyuga, que refrena, limitando la semilla que quiere brotar. Desde el alma se integra al ser y a la consciencia divina original.
Conociendo la propia naturaleza por y a través del alma nos integramos y elevamos hacia el ser. Al comprendernos y aceptarnos comprendemos y aceptamos al prójimo. Nos hacemos responsables de acciones y vivencias, ya no somos víctimas ni culpables.
Un ser humano despierto e integrado es auto-consciente y sabe que el conocimiento verdadero reside en su alma y en su biología, ADN.
La mente, entonces, se expande y se recrea en las ideas que surgen del ser, nos descolgamos de la masa para ser individuos pensantes. Descubrimos las leyes divinas que incluyen el todo facilitando un recorrido armónico sin tropiezos, leyes que nos sincronizan con el entorno dinámico natural.
Pensamientos que cargan semillas sabias y poderosas, que contienen la fuerza para brotar y multiplicarse, surgen de un corazón integrado a su alma, libre de prejuicios y miedos que le impidan expandirse y realizarse. Creaciones que asombran por su belleza y talento, propulsadas por una intención que se materializa en la idea misma.
Los pensamientos son la materia prima para construir sociedad, son el capital que cada uno aporta, la base para construir vida.
Cada pensamiento se proyecta más allá del dominio personal compenetrándose con la mente colectiva que se enriquece o se contamina por ellos. Los pensamientos contienen las emociones que les dieron vida, es decir, el sentir de su creador y viajan más allá de las fronteras, de mente en mente, algunos se van diluyendo mientras que otros van adquiriendo aún más fuerza para terminar en la universalidad imperecedera e inclusiva del todo.
Y es que el alma nos enciende para emprender vuelo hacia lo alto. Hemos comenzado a integrar la sabiduría de una larga carrera evolutiva de muchos viajes de exploración y conquista.
Aunque estamos insertos en una forma limitada, que cae presa fácil de energías de miedo y carencia, nuestro ser divino nos eleva hasta traspasar el maya cuando finalmente nos ha llegado la hora de despertar e integrar su luz.
Por Marisol Stevens
martes, 3 de noviembre de 2009
martes, 20 de octubre de 2009
La inclusión
La inclusión es un término desconocido para el ego, cientos y miles de años han transcurridos para lograr la ilusión de separación, para que olvidemos nuestra esencia divina, para que vivenciáramos una instancia de profunda soledad y desamparo frente a una sociedad indolente y fragmentada por fronteras.
La conciencia se durmió para luego despertar a su única realidad, la inclusión con el ecosistema, el cosmos, el universo y el todo.
Estamos despertando después de un largo ciclo de ignorancia que se cumple. Amanece una nueva era revolucionando las ciencias y sus verdades. Una nueva generación de físicos penetra los portales de Dios a través de la física cuántica y su mecanismo.
La inclusión es evidente frente a un todo de energía que compenetra y manifiesta las variadas formas vivientes. En cada célula surge la conciencia del todo implícito generando nuevas luces en todas las ciencias actuales. Astrónomos y físicos expanden su visión en una carrera que ubica al ser humano en un nuevo peldaño evolutivo.
Constantes descubrimientos arquelógicos que proporcionan antiguos mensajes y pistas para comprender el porvenir son cada vez más atractivos para un público que despierta a la llamada de alerta por un eco-sistema que colapsa. Y es que una verdad eterna parece develarse mientras el término “despertar de la conciencia” resuena como un eco en el pensamiento individual.
Por todo el planeta el individuo replantea y evalúa su sentir. Un frenesí inquietante se desborda en las células, mientras nuevos niños y jóvenes desbordan energía de rebelión. Los niños índigo y cristal hacen su aparición y con ellos nuevos movimientos y corrientes de pensamientos que incitan la transformación social.
El acontecer político mundial es igualmente inquietante y se devanea en un tira y afloja sin fin, el poder se impone y luego la conciencia lo limita. El hombre en pos del hombre se delata, se denuncia y luego se reformula, o lo intenta por lo menos. Organismos secretos manipulan la urgencia mundial, mientras la voz indeleble de la conciencia se agranda.
¿Qué sucede? ¿Qué nueva energía se apodera del corazón y la mente humana?
El sol evolutivo lanza sus rayos abrazando un planeta convulsionado por su calor. El astro estelar que la Tierra orbita sucumbe en su propio fuego, explosión tras explosión lo consume irradiando ondas electromagnéticas hacia la superficie de una tierra conmovida. Excluir, imposible, nada queda fuera de sus rayos de luz y calor, vida y muerte se aceleran bajo su dominio mientras la humanidad se tambalea.
El paso lento e indolente ya no tiene sentido. El cielo gobierna y la tierra se entrega a su influjo. Las ondas calóricas y eléctricas que entran a la atmósfera son causa y origen de toda manifestación celular consciente o inconsciente. Se desborda una fuerza nueva que penetra en cada célula movilizando nuevos patrones de vida.
El todo es la respuesta y vivenciar las expansiones futuras que se entretejen en el ahora, en este presente eterno e inquebrantable que enciende redes de luz infinitas y cíclicas de naturaleza evolutiva.
La mirada interior revela la conciencia de unidad que está plasmada en las células, el orden inherente de todas las partes que conforman la creación. Cada célula es consciente del orden que la mantiene integrada al organismo que conforma y lo expresa en sus funciones.
Es evidente que somos una célula más de un gran organismo que se llama humanidad y aún cuando cada manifestación personal es única enriquece el todo con su diversidad. La exclusión queda atrás frente a una nueva perspectiva humana que se despierta, y es la luz personal impulsando una creación unificada que brota fértil hacia la nueva era.
La inclusión conciente es la clave. Si cada uno se re-conecta con el todo, se re-ubica en el aquí y el ahora re-cableando su mente quedaran atrás antiguos mecanismos y sistemas sociales para despertarnos ante un contexto nuevo de una familia humana que habita un condominio celeste.
Por Marisol Stevens
La conciencia se durmió para luego despertar a su única realidad, la inclusión con el ecosistema, el cosmos, el universo y el todo.
Estamos despertando después de un largo ciclo de ignorancia que se cumple. Amanece una nueva era revolucionando las ciencias y sus verdades. Una nueva generación de físicos penetra los portales de Dios a través de la física cuántica y su mecanismo.
La inclusión es evidente frente a un todo de energía que compenetra y manifiesta las variadas formas vivientes. En cada célula surge la conciencia del todo implícito generando nuevas luces en todas las ciencias actuales. Astrónomos y físicos expanden su visión en una carrera que ubica al ser humano en un nuevo peldaño evolutivo.
Constantes descubrimientos arquelógicos que proporcionan antiguos mensajes y pistas para comprender el porvenir son cada vez más atractivos para un público que despierta a la llamada de alerta por un eco-sistema que colapsa. Y es que una verdad eterna parece develarse mientras el término “despertar de la conciencia” resuena como un eco en el pensamiento individual.
Por todo el planeta el individuo replantea y evalúa su sentir. Un frenesí inquietante se desborda en las células, mientras nuevos niños y jóvenes desbordan energía de rebelión. Los niños índigo y cristal hacen su aparición y con ellos nuevos movimientos y corrientes de pensamientos que incitan la transformación social.
El acontecer político mundial es igualmente inquietante y se devanea en un tira y afloja sin fin, el poder se impone y luego la conciencia lo limita. El hombre en pos del hombre se delata, se denuncia y luego se reformula, o lo intenta por lo menos. Organismos secretos manipulan la urgencia mundial, mientras la voz indeleble de la conciencia se agranda.
¿Qué sucede? ¿Qué nueva energía se apodera del corazón y la mente humana?
El sol evolutivo lanza sus rayos abrazando un planeta convulsionado por su calor. El astro estelar que la Tierra orbita sucumbe en su propio fuego, explosión tras explosión lo consume irradiando ondas electromagnéticas hacia la superficie de una tierra conmovida. Excluir, imposible, nada queda fuera de sus rayos de luz y calor, vida y muerte se aceleran bajo su dominio mientras la humanidad se tambalea.
El paso lento e indolente ya no tiene sentido. El cielo gobierna y la tierra se entrega a su influjo. Las ondas calóricas y eléctricas que entran a la atmósfera son causa y origen de toda manifestación celular consciente o inconsciente. Se desborda una fuerza nueva que penetra en cada célula movilizando nuevos patrones de vida.
El todo es la respuesta y vivenciar las expansiones futuras que se entretejen en el ahora, en este presente eterno e inquebrantable que enciende redes de luz infinitas y cíclicas de naturaleza evolutiva.
La mirada interior revela la conciencia de unidad que está plasmada en las células, el orden inherente de todas las partes que conforman la creación. Cada célula es consciente del orden que la mantiene integrada al organismo que conforma y lo expresa en sus funciones.
Es evidente que somos una célula más de un gran organismo que se llama humanidad y aún cuando cada manifestación personal es única enriquece el todo con su diversidad. La exclusión queda atrás frente a una nueva perspectiva humana que se despierta, y es la luz personal impulsando una creación unificada que brota fértil hacia la nueva era.
La inclusión conciente es la clave. Si cada uno se re-conecta con el todo, se re-ubica en el aquí y el ahora re-cableando su mente quedaran atrás antiguos mecanismos y sistemas sociales para despertarnos ante un contexto nuevo de una familia humana que habita un condominio celeste.
Por Marisol Stevens
jueves, 8 de octubre de 2009
Presente, el eterno ahora
Vivimos en la superficie de la Tierra en un viaje de descubrimiento y evolución. Aquí aprendemos, de niños, a contar los cumpleaños y a crecer aprendiendo vida. Queremos avanzar dejando atrás lo que no nos ha gustado para encontrar nuevos caminos y fronteras. Buscamos bien-estar, pero siempre lo buscamos afuera y siempre en el futuro.
Queriendo arrancar del pasado lo proyectamos constantemente con los miedos y cuidados que ponemos en cada gesto y en cada palabra, engrosando la máscara después de cada experiencia. Soñamos con una vida eterna llena de paz y amor intentando adquirirla cada vez que, reprimiendo la sombra, nos esforzamos por ser “mejores” para alcanzar el modelo religioso o ético social.
No sabemos como integrarnos, por donde encontrar nuestra esencia, como llegar a un auto-descubrimiento para abrazar el ser que somos.
Seguimos corriendo y empujando, culpando y rechazando, resistiéndonos al mayor milagro, la vida.
Cuando por fin nos sentimos cansados y nos bajamos del carro conseguimos una quietud que nos permite reflexionar y con suerte seguir reflexionando. Y es que tenemos que encontrar la puerta a la eternidad de nuestro ser, la puerta al presente.
El pasado y el futuro son dos extremos que se integran en el presente cobrando su máximo significado. En cada segundo avanzamos en un peregrinaje que contiene en sí todos los caminos recorridos previamente y que acrecientan la conciencia y la luz en una riqueza imperecedera.
El presente es el eterno pináculo del viaje, en él reside lo sagrado, la semilla, el poder. No hay forma de intervenir en el pasado o futuro, sino a través del eterno presente donde se funden ambos conformando el único camino posible de transitar.
El todo se concreta en el presente. en el instante sagrado en que la inteligencia suprema se manifiesta gestando vida.
Se siembra en el presente e igualmente en el presente se cosecha lo sembrado. Ciclos y tiempos relativos que se entrecruzan a cada instante vivificando un todo. No hay mañana sin hoy y en el hoy subyace el milagro de la vida.
La fuerza superior del eterno camina fundida en el yo soy de cada UNO, que explora, siente y se nutre de la vida que fluye en su sabia.
Cada momento pasado se vivifica en el instante presente como fruto de experiencia viva. Pasado que se recicla como tesoro ganado y que evoluciona en un curso invariable de cambios. Círculos y círculos que se cierran para dar paso al siguiente que lo sucederá.
Energía viva que respira cada pensamiento, cada instante mágico y significativo que se expresa en gestos, emociones y pasiones que a su vez despiertan otros similares. Un que-hacer diario que se vive momento a momento en un eterno continuo hecho de contrastes.
Tomar conciencia del sentimiento que nos motiva es el único empeño válido, conocerse, descubrirse y sentirse para luego crear en armonía con los más profundos deseos y pasiones que nacen donde subyace el alma y su poder. La vida se valida en ese interior fecundo donde la conciencia cósmica late su verdad.
Vivir es una elección personal que solo se manifiesta en el instante en que se vive, no existe otro momento real para ello, no se respira ni en pasado ni en futuro, entonces solo el presente contiene la fuerza creativa con su entusiasmo y su que-hacer, el resto un espejismo que contamina el momento. El presente es el camino y la vida avanza a cada paso llena de contrastes.
Por Marisol Stevens
Queriendo arrancar del pasado lo proyectamos constantemente con los miedos y cuidados que ponemos en cada gesto y en cada palabra, engrosando la máscara después de cada experiencia. Soñamos con una vida eterna llena de paz y amor intentando adquirirla cada vez que, reprimiendo la sombra, nos esforzamos por ser “mejores” para alcanzar el modelo religioso o ético social.
No sabemos como integrarnos, por donde encontrar nuestra esencia, como llegar a un auto-descubrimiento para abrazar el ser que somos.
Seguimos corriendo y empujando, culpando y rechazando, resistiéndonos al mayor milagro, la vida.
Cuando por fin nos sentimos cansados y nos bajamos del carro conseguimos una quietud que nos permite reflexionar y con suerte seguir reflexionando. Y es que tenemos que encontrar la puerta a la eternidad de nuestro ser, la puerta al presente.
El pasado y el futuro son dos extremos que se integran en el presente cobrando su máximo significado. En cada segundo avanzamos en un peregrinaje que contiene en sí todos los caminos recorridos previamente y que acrecientan la conciencia y la luz en una riqueza imperecedera.
El presente es el eterno pináculo del viaje, en él reside lo sagrado, la semilla, el poder. No hay forma de intervenir en el pasado o futuro, sino a través del eterno presente donde se funden ambos conformando el único camino posible de transitar.
El todo se concreta en el presente. en el instante sagrado en que la inteligencia suprema se manifiesta gestando vida.
Se siembra en el presente e igualmente en el presente se cosecha lo sembrado. Ciclos y tiempos relativos que se entrecruzan a cada instante vivificando un todo. No hay mañana sin hoy y en el hoy subyace el milagro de la vida.
La fuerza superior del eterno camina fundida en el yo soy de cada UNO, que explora, siente y se nutre de la vida que fluye en su sabia.
Cada momento pasado se vivifica en el instante presente como fruto de experiencia viva. Pasado que se recicla como tesoro ganado y que evoluciona en un curso invariable de cambios. Círculos y círculos que se cierran para dar paso al siguiente que lo sucederá.
Energía viva que respira cada pensamiento, cada instante mágico y significativo que se expresa en gestos, emociones y pasiones que a su vez despiertan otros similares. Un que-hacer diario que se vive momento a momento en un eterno continuo hecho de contrastes.
Tomar conciencia del sentimiento que nos motiva es el único empeño válido, conocerse, descubrirse y sentirse para luego crear en armonía con los más profundos deseos y pasiones que nacen donde subyace el alma y su poder. La vida se valida en ese interior fecundo donde la conciencia cósmica late su verdad.
Vivir es una elección personal que solo se manifiesta en el instante en que se vive, no existe otro momento real para ello, no se respira ni en pasado ni en futuro, entonces solo el presente contiene la fuerza creativa con su entusiasmo y su que-hacer, el resto un espejismo que contamina el momento. El presente es el camino y la vida avanza a cada paso llena de contrastes.
Por Marisol Stevens
jueves, 24 de septiembre de 2009
Opuestos primordiales
Si reflexionamos sobre el contraste, nos encontramos que en el centro se complementan los extremos y que estos surgen como los pares opuestos primordiales de la vida; luz-sombra, día-noche, tristeza-alegría, cobardía-valentía, avanzar-retroceder, sufrir-disfrutar, dulce-amargo, caliente-frío, etc, mientras más extensa la gama de los contrastes mayor el rango en que el ser humano se experimenta y se expresa.
Cada extremo existe sustentado por el otro, y ambos son posibles en el propio contraste que los une, polos opuestos se atraen, atracción no es otra cosa que magnetismo y magnetismo es análogamente lo que conocemos por amor, entonces no existe lo malo en ninguno de ellos.
El universo se manifiesta y se realiza en sus partes, todas fluyendo “amorosamente” en un flujo electromagnético que sostiene el todo desde su centro. Variedad infinita de colores y movimientos lo conforman en una belleza suprema y sublime. No hay un negro mejor que un blanco y de ambos se nutre la tonalidad que es igualmente infinita y bella.
¿Dónde está el problema entonces?
Solo en la mirada humana que ha visto y suscitado dificultad en el color y la raza. Blancos, negros y amarillos fusionándose en tonalidades de exquisita variedad no son más que una sinfonía de cualidades y tonos que enriquecen la vida planetaria.
La gama de colores y juegos de luz y sombra son la herramienta primordial para el artista, y la infinita variedad cromática se encuentra impresa en la naturaleza, en ella nada es excluyente o desechable. La sombra es el fondo para la luz, de ese modo se hace visible, en la diferencia y contraste, de modo que no hay una buena obra pictórica que prescinda de la oscuridad.
Vivir pretendiendo excluir la oscuridad o atacarla es negar nuestra propia realidad, es nuestro mayor tropiezo, ocultarnos tras una máscara que nos asfixia y nos imposibilita la auto-estima y la compasión.
Formamos parte del entorno y nuestra humanidad se manifiesta en la forma dentro de un campo de energía variable, conformado por el planeta y todo lo que hay en el. Podemos jugar con la luz y oscuridad a gusto y también podemos matizar nuestra obra con todas las tonalidades posibles, pero excluir uno de los polos es imposible, solo podemos integrar.
Es innegable que la mente del Hacedor Supremo se haya implícita en cada obra suya, por tanto el ser humano es una obra suprema y contiene todo el potencial de ésta. Tiene en sí el germen creativo divino, el que puede desplegar en su propia creación.
La oscuridad y la luz han complementado el diseño floreciendo en ciclos de crecimiento y evolución de un ser humano que duerme y despierta sucesivamente, a su propia verdad, a través de milenios de historia.
Nos hemos desplazado entre los opuestos evaluando el recorrido. Se avanza imprimiendo vida a cada paso. Vida y muerte, dolor y placer son los extremos que nos sostienen y empujan. Cada momento es una hoja en blanco en donde imprimir sentimiento, vibración y nota. Páginas que se suman a un sentir social, cultural, planetario y universal co-creando partes que escriben una historia común y fruto para el todo. Un todo que integra a cada uno en el festín, donde todos prueban el bocado, unidad que recicla y desarrolla su evolución.
La evolución universal es la sinfonía de un creador primigenio, omnipresente, omnipotente y omnisciente. En ella los pares de opuestos son la pauta en donde el hombre escribe sus notas.
Ciclos y ciclos de experiencia humana, cada uno componiendo su melodía de extremo a extremo. Nos estrellamos en la trama para transmutar y reciclar energía poniendo a prueba los propios límites en un descubrimiento eterno.
Nada se pierde “el todo” lo renueva, lo recompone, lo sintoniza invariablemente, aprendizaje valioso de una carrera sin tiempo. El valor sostiene al temor impregnando al Ser con el contraste que descubre paso a paso y en donde se revela la profundidad infinita de su alma.
Aceptamos poco a poco el contraste, pero la oscuridad y su reino siguen siendo un extremo inaceptable. Si a mayor variedad de tonos mayor belleza y riqueza creativa, entonces lo oscuro y tenebroso, inmerso en penumbras densas y hostiles, sostienen la luz de una conciencia sublime.
Negativo y positivo se equilibran en un punto intermedio muy difícil de encontrar y graduar. Es la belleza de la perfección suprema, en donde la integración es punto clave del ser humano que se experimenta, crece y desarrolla en sucesivos ciclos de un itinerario conocido por su corazón.
Por Marisol Stevens
Cada extremo existe sustentado por el otro, y ambos son posibles en el propio contraste que los une, polos opuestos se atraen, atracción no es otra cosa que magnetismo y magnetismo es análogamente lo que conocemos por amor, entonces no existe lo malo en ninguno de ellos.
El universo se manifiesta y se realiza en sus partes, todas fluyendo “amorosamente” en un flujo electromagnético que sostiene el todo desde su centro. Variedad infinita de colores y movimientos lo conforman en una belleza suprema y sublime. No hay un negro mejor que un blanco y de ambos se nutre la tonalidad que es igualmente infinita y bella.
¿Dónde está el problema entonces?
Solo en la mirada humana que ha visto y suscitado dificultad en el color y la raza. Blancos, negros y amarillos fusionándose en tonalidades de exquisita variedad no son más que una sinfonía de cualidades y tonos que enriquecen la vida planetaria.
La gama de colores y juegos de luz y sombra son la herramienta primordial para el artista, y la infinita variedad cromática se encuentra impresa en la naturaleza, en ella nada es excluyente o desechable. La sombra es el fondo para la luz, de ese modo se hace visible, en la diferencia y contraste, de modo que no hay una buena obra pictórica que prescinda de la oscuridad.
Vivir pretendiendo excluir la oscuridad o atacarla es negar nuestra propia realidad, es nuestro mayor tropiezo, ocultarnos tras una máscara que nos asfixia y nos imposibilita la auto-estima y la compasión.
Formamos parte del entorno y nuestra humanidad se manifiesta en la forma dentro de un campo de energía variable, conformado por el planeta y todo lo que hay en el. Podemos jugar con la luz y oscuridad a gusto y también podemos matizar nuestra obra con todas las tonalidades posibles, pero excluir uno de los polos es imposible, solo podemos integrar.
Es innegable que la mente del Hacedor Supremo se haya implícita en cada obra suya, por tanto el ser humano es una obra suprema y contiene todo el potencial de ésta. Tiene en sí el germen creativo divino, el que puede desplegar en su propia creación.
La oscuridad y la luz han complementado el diseño floreciendo en ciclos de crecimiento y evolución de un ser humano que duerme y despierta sucesivamente, a su propia verdad, a través de milenios de historia.
Nos hemos desplazado entre los opuestos evaluando el recorrido. Se avanza imprimiendo vida a cada paso. Vida y muerte, dolor y placer son los extremos que nos sostienen y empujan. Cada momento es una hoja en blanco en donde imprimir sentimiento, vibración y nota. Páginas que se suman a un sentir social, cultural, planetario y universal co-creando partes que escriben una historia común y fruto para el todo. Un todo que integra a cada uno en el festín, donde todos prueban el bocado, unidad que recicla y desarrolla su evolución.
La evolución universal es la sinfonía de un creador primigenio, omnipresente, omnipotente y omnisciente. En ella los pares de opuestos son la pauta en donde el hombre escribe sus notas.
Ciclos y ciclos de experiencia humana, cada uno componiendo su melodía de extremo a extremo. Nos estrellamos en la trama para transmutar y reciclar energía poniendo a prueba los propios límites en un descubrimiento eterno.
Nada se pierde “el todo” lo renueva, lo recompone, lo sintoniza invariablemente, aprendizaje valioso de una carrera sin tiempo. El valor sostiene al temor impregnando al Ser con el contraste que descubre paso a paso y en donde se revela la profundidad infinita de su alma.
Aceptamos poco a poco el contraste, pero la oscuridad y su reino siguen siendo un extremo inaceptable. Si a mayor variedad de tonos mayor belleza y riqueza creativa, entonces lo oscuro y tenebroso, inmerso en penumbras densas y hostiles, sostienen la luz de una conciencia sublime.
Negativo y positivo se equilibran en un punto intermedio muy difícil de encontrar y graduar. Es la belleza de la perfección suprema, en donde la integración es punto clave del ser humano que se experimenta, crece y desarrolla en sucesivos ciclos de un itinerario conocido por su corazón.
Por Marisol Stevens
jueves, 17 de septiembre de 2009
La energía y su verdad
Cada vez se da más énfasis a la energía, y su relación con el cuerpo y la salud. Es innegable que el cuerpo se comunica y transmite lo que siente a través de la energía que irradia, la misma que algunos denominan aura y que incluso ha sido fotografiada con la técnica Kirlian. Esta ha sido una herramienta útil para verificar la energía que irradiamos proporcionándonos una visión más integrada de nosotros mismos. Se ha puesto en evidencia que el color de nuestra energía cambia de acuerdo al estado de salud, tanto física como emocional.
Poco a poco intuimos que nuestro campo energético se ensucia si colapsamos y nos deprimimos, y ello nos lleva a cuadros de mala salud.
Muy similar a lo que se ha descubierto sobre la molécula del agua y su comportamiento frente a diferentes emociones y sentimientos, y es que los sentimientos y emociones también son energía, y es la que electrifica el agua cargando en ella el tipo de energía que acompaña nuestros sentimientos, sea positiva o negativa, y no olvidemos que dos tercios de nuestro cuerpo contienen agua.
Los estudios de las últimas décadas han facilitado el auto conocimiento proporcionando una imagen más amplia de nuestra realidad de ser. Se han descubierto campos que son verdaderos contenedores de los cuerpos físicos y que a su vez son captadores de ondas electromagnéticas que influyen directamente en la mente humana y su sistema neurológico.
Sabemos ahora que el hombre es un ser electromagnético muy sofisticado que se alimenta de una energía fuente. Sabemos también que el sol, es nuestra fuente de vida, que con sus ondas electromagnéticas es alimento de sistemas neuronales y eléctricos de todo organismo vivo en el planeta.
Todo esto nos obliga a replantear los poderes y capacidades de la mente, descubrimos cómo nos afecta la electricidad y los campos magnéticos, pero más importante, que podemos polarizar esa energía entrante en algo mejor que el entorno, que podemos actuar concientemente en nuestro interno devolviendo mas luz al exterior.
Surgen con ello distintas corrientes filosóficas, y es que nos hemos dado cuenta que somos energía y que por lo tanto afectamos y somos a su vez afectados por la energía que nos circunda.
Entonces podemos optar por ser más activos y elevar la energía propia, para así, dejar de contaminar y ser piedras de tropiezo sin autocontrol.
Trabajando con nuestra energía interna e irradiando algo mejor al exterior afectamos la energía que nos envuelve y contiene el todo, con ello surgen sanadores que, utilizando sus manos como catalizadoras de la energía cósmica, restauran la armonía de sus pacientes polarizando su campo electromagnético, vale decir su aura, y muchos más que emplean aroma, gemas, música y otros con el mismo fin.
Si somos a imagen y semejanza de un Padre Arquetipo poseemos infinitos poderes y virtudes legadas por ÉL, pero si no tenemos conciencia de poseerlos no podemos activarlos.
Un hecho que refleja esta realidad es que poseemos un cerebro (indescifrable aún) del que apenas utilizamos un diez por ciento de capacidad y que es, en definitiva, el motor de pensamientos que afectan nuestro campo y la frecuencia que sintoniza.
Entonces cada vez que pensamos movemos energía que activa un mecanismo de creación. Todo pensamiento es una causa, sin embargo hemos subestimado su poder, divagando libremente, sin tomar control del arma más poderosa que poseemos hemos llegado a instancias muy dolorosas para la humanidad, y todos hemos aportado una cuota en ello.
Creemos que circunstancias negativas son el resultado de causas externas, sin tomar conciencia, que son los propios pensamientos personales quienes traen incorporados resultados físicos, y que, aun cuando no sean expresados por medio del lenguaje, conforman un campo a la medida atrayendo energías similares por resonancia magnética que tarde o temprano se manifestará en la vida de su creador.
Si el hombre puede pensar ilimitadamente también puede imaginar y crear a su antojo, sin embargo no puede imprimir la idea de inmediato en el plano físico pues éste se emplaza en un marco de tiempo.
El pensamiento creativo por lo tanto tiene que desarrollarse dentro de un plan que facilite su realización óptima y este plan perfecto y armónico nace de una mente generosa y un corazón humilde.
Un pensamiento conectado con el sentimiento correcto pulsa la clave que legó Cristo haciéndolo aún más poderoso y abundante en su realización.
Al igual que los pensamientos, las emociones originan actos creativos que conforman vida, hechos, circunstancias y obras de cada cual, y que la gran mayoría ve como fortuitas. Culpando a las circunstancias, por todo lo que vive, el individuo no sabe que es el resultado de una elección personal hecha en una mente disociada de su verdadero Ser.
El pensamiento de amor u odio activa cada acción, origen causal de toda expresión del hombre. Cayendo voluntariamente en una corriente circular somos dominados por las propias aguas, y aunque creadores de ellas, al vivenciarlas internamente nos volvemos incapaces frente a un poder que consideramos fortuito.
El torrente de dificultades y penas es producto de sentimientos negativos y ciegos que detonan creaciones físicas y emocionales igualmente negativas, cada sentimiento se plasma en el campo magnético del individuo que lo genera sintonizando su misma frecuencia, esto es, atrayendo situaciones que le proporcionen más de lo mismo.
Esto es la explicación científica de la doctrina del pecado y el castigo, no existe tal castigo, se cree en él y se lo experimenta como tal, pero en verdad es solo resultado de sentimientos y acciones adversas que nos mantienen atrapados en una rueda invisible.
Hemos estado negativos y miedosos por mucho tiempo, hemos entregado nuestros sueños y deseos “verdaderos” a la masa, porque con su campo energético nos contaminó y no sabemos que activando una mente positiva podemos alcanzar el cielo.
Negar los sueños atrofió la mente creativa y arriesgada. Un corazón joven ama, lucha y cree de verdad porque aún no está contaminado por el sentimiento de masa.
Sentimiento, pensamiento, idea, palabra y obra, conforman la cadena de creación, y cada creación es personal. Tomar conciencia de ello es renacer y despertar el gen divino.
Por Marisol Stevens
Poco a poco intuimos que nuestro campo energético se ensucia si colapsamos y nos deprimimos, y ello nos lleva a cuadros de mala salud.
Muy similar a lo que se ha descubierto sobre la molécula del agua y su comportamiento frente a diferentes emociones y sentimientos, y es que los sentimientos y emociones también son energía, y es la que electrifica el agua cargando en ella el tipo de energía que acompaña nuestros sentimientos, sea positiva o negativa, y no olvidemos que dos tercios de nuestro cuerpo contienen agua.
Los estudios de las últimas décadas han facilitado el auto conocimiento proporcionando una imagen más amplia de nuestra realidad de ser. Se han descubierto campos que son verdaderos contenedores de los cuerpos físicos y que a su vez son captadores de ondas electromagnéticas que influyen directamente en la mente humana y su sistema neurológico.
Sabemos ahora que el hombre es un ser electromagnético muy sofisticado que se alimenta de una energía fuente. Sabemos también que el sol, es nuestra fuente de vida, que con sus ondas electromagnéticas es alimento de sistemas neuronales y eléctricos de todo organismo vivo en el planeta.
Todo esto nos obliga a replantear los poderes y capacidades de la mente, descubrimos cómo nos afecta la electricidad y los campos magnéticos, pero más importante, que podemos polarizar esa energía entrante en algo mejor que el entorno, que podemos actuar concientemente en nuestro interno devolviendo mas luz al exterior.
Surgen con ello distintas corrientes filosóficas, y es que nos hemos dado cuenta que somos energía y que por lo tanto afectamos y somos a su vez afectados por la energía que nos circunda.
Entonces podemos optar por ser más activos y elevar la energía propia, para así, dejar de contaminar y ser piedras de tropiezo sin autocontrol.
Trabajando con nuestra energía interna e irradiando algo mejor al exterior afectamos la energía que nos envuelve y contiene el todo, con ello surgen sanadores que, utilizando sus manos como catalizadoras de la energía cósmica, restauran la armonía de sus pacientes polarizando su campo electromagnético, vale decir su aura, y muchos más que emplean aroma, gemas, música y otros con el mismo fin.
Si somos a imagen y semejanza de un Padre Arquetipo poseemos infinitos poderes y virtudes legadas por ÉL, pero si no tenemos conciencia de poseerlos no podemos activarlos.
Un hecho que refleja esta realidad es que poseemos un cerebro (indescifrable aún) del que apenas utilizamos un diez por ciento de capacidad y que es, en definitiva, el motor de pensamientos que afectan nuestro campo y la frecuencia que sintoniza.
Entonces cada vez que pensamos movemos energía que activa un mecanismo de creación. Todo pensamiento es una causa, sin embargo hemos subestimado su poder, divagando libremente, sin tomar control del arma más poderosa que poseemos hemos llegado a instancias muy dolorosas para la humanidad, y todos hemos aportado una cuota en ello.
Creemos que circunstancias negativas son el resultado de causas externas, sin tomar conciencia, que son los propios pensamientos personales quienes traen incorporados resultados físicos, y que, aun cuando no sean expresados por medio del lenguaje, conforman un campo a la medida atrayendo energías similares por resonancia magnética que tarde o temprano se manifestará en la vida de su creador.
Si el hombre puede pensar ilimitadamente también puede imaginar y crear a su antojo, sin embargo no puede imprimir la idea de inmediato en el plano físico pues éste se emplaza en un marco de tiempo.
El pensamiento creativo por lo tanto tiene que desarrollarse dentro de un plan que facilite su realización óptima y este plan perfecto y armónico nace de una mente generosa y un corazón humilde.
Un pensamiento conectado con el sentimiento correcto pulsa la clave que legó Cristo haciéndolo aún más poderoso y abundante en su realización.
Al igual que los pensamientos, las emociones originan actos creativos que conforman vida, hechos, circunstancias y obras de cada cual, y que la gran mayoría ve como fortuitas. Culpando a las circunstancias, por todo lo que vive, el individuo no sabe que es el resultado de una elección personal hecha en una mente disociada de su verdadero Ser.
El pensamiento de amor u odio activa cada acción, origen causal de toda expresión del hombre. Cayendo voluntariamente en una corriente circular somos dominados por las propias aguas, y aunque creadores de ellas, al vivenciarlas internamente nos volvemos incapaces frente a un poder que consideramos fortuito.
El torrente de dificultades y penas es producto de sentimientos negativos y ciegos que detonan creaciones físicas y emocionales igualmente negativas, cada sentimiento se plasma en el campo magnético del individuo que lo genera sintonizando su misma frecuencia, esto es, atrayendo situaciones que le proporcionen más de lo mismo.
Esto es la explicación científica de la doctrina del pecado y el castigo, no existe tal castigo, se cree en él y se lo experimenta como tal, pero en verdad es solo resultado de sentimientos y acciones adversas que nos mantienen atrapados en una rueda invisible.
Hemos estado negativos y miedosos por mucho tiempo, hemos entregado nuestros sueños y deseos “verdaderos” a la masa, porque con su campo energético nos contaminó y no sabemos que activando una mente positiva podemos alcanzar el cielo.
Negar los sueños atrofió la mente creativa y arriesgada. Un corazón joven ama, lucha y cree de verdad porque aún no está contaminado por el sentimiento de masa.
Sentimiento, pensamiento, idea, palabra y obra, conforman la cadena de creación, y cada creación es personal. Tomar conciencia de ello es renacer y despertar el gen divino.
Por Marisol Stevens
martes, 1 de septiembre de 2009
Ser humano
Evolucionar para volvernos individualistas y separados, no es una idea inteligente, ser humanos es nuestro ideal.
Ser humano no es algo fortuito, es algo que se conquista desde el alma, considerando por alma la conciencia de sí que lo conecta con el todo.
Si el individuo es una parte del todo contiene en sí mismo todo lo que anhela conocer en el exterior que habita, por tanto, todo lo que ven sus ojos contiene alma, que es, la parte inteligente individual del todo lo que es. En definitiva, el alma puede ser vista como la inteligencia primigenia inherente a todo organismo del plano material o energético que conocemos.
El todo universal solo es posible por una integración de sus partes, cada una sujeta a un orden inteligente que sostiene su movimiento evolutivo y que, independiente de su diversidad, sincronizan en una pulsación continua de energía que se funde armónicamente en experiencia de Ser en la totalidad. Entonces el hombre solo puede conocerse integrándose a esa totalidad, encontrando el sentido del todo en sí mismo.
Para buscar en nuestros sí mismos y encontrar algo más que un organismo físico-biológico debemos dirigir la atención a la propia conciencia de ser a través de un mecanismo de auto-observación.
Podemos utilizar cualquier disciplina que nos acomode, mientras ésta nos aquiete y nos facilite la reflexión y un estado alerta que evidencie los pensamientos, actitudes y actos que vivenciamos cada día. Poco a poco llegaremos a diferenciar la voz esencial de la voz del intelecto y por fin comprenderemos la dualidad.
La era moderna rechazo la espiritualidad y separo la ciencia de la religión, como un modo de proteger, del poder de la iglesia, los avances científicos y tecnológicos, sin embargo este hecho ha causado una fragmentación en el individuo, que aisló la mente del todo que lo compone, incluyendo su ser espiritual.
Por este motivo, hemos desarrollado una mente materialista e inferior, sin poder acceder a los niveles superiores de nuestro ser y aunque ha facilitado el avance tecnológico, Los científicos han buscado solo en la materia las respuestas a verdades eternas, que si bien rigen la materia, están por sobre ésta.
En el proceso se perdió la conciencia del todo que la integra. Separados, o creyendo estar separado, de la creación que conformamos, nos ha sido muy difícil dilucidar la compenetración que existe entre el universo manifiesto y la vibración correcta de cada órgano y sus funciones en nuestro cuerpo y en todo organismo existente en nuestro plano de expresión. No hemos comprendido que el pulso del universo es nuestro propio pulso, y que todo movimiento de éste repercute irremediable en cada uno, como la parte que somos del gran todo cósmico.
Es fundamental re-descubrir la esencia personal y la relación con el mundo que nos contiene. Sin separar lo corporeo de lo incorporeo ni los átomos de las células, porque lo uno conlleva lo otro. No hay flujo creativo posible que no contenga alma que lo manifieste.
Por Marisol Stevens
Ser humano no es algo fortuito, es algo que se conquista desde el alma, considerando por alma la conciencia de sí que lo conecta con el todo.
Si el individuo es una parte del todo contiene en sí mismo todo lo que anhela conocer en el exterior que habita, por tanto, todo lo que ven sus ojos contiene alma, que es, la parte inteligente individual del todo lo que es. En definitiva, el alma puede ser vista como la inteligencia primigenia inherente a todo organismo del plano material o energético que conocemos.
El todo universal solo es posible por una integración de sus partes, cada una sujeta a un orden inteligente que sostiene su movimiento evolutivo y que, independiente de su diversidad, sincronizan en una pulsación continua de energía que se funde armónicamente en experiencia de Ser en la totalidad. Entonces el hombre solo puede conocerse integrándose a esa totalidad, encontrando el sentido del todo en sí mismo.
Para buscar en nuestros sí mismos y encontrar algo más que un organismo físico-biológico debemos dirigir la atención a la propia conciencia de ser a través de un mecanismo de auto-observación.
Podemos utilizar cualquier disciplina que nos acomode, mientras ésta nos aquiete y nos facilite la reflexión y un estado alerta que evidencie los pensamientos, actitudes y actos que vivenciamos cada día. Poco a poco llegaremos a diferenciar la voz esencial de la voz del intelecto y por fin comprenderemos la dualidad.
La era moderna rechazo la espiritualidad y separo la ciencia de la religión, como un modo de proteger, del poder de la iglesia, los avances científicos y tecnológicos, sin embargo este hecho ha causado una fragmentación en el individuo, que aisló la mente del todo que lo compone, incluyendo su ser espiritual.
Por este motivo, hemos desarrollado una mente materialista e inferior, sin poder acceder a los niveles superiores de nuestro ser y aunque ha facilitado el avance tecnológico, Los científicos han buscado solo en la materia las respuestas a verdades eternas, que si bien rigen la materia, están por sobre ésta.
En el proceso se perdió la conciencia del todo que la integra. Separados, o creyendo estar separado, de la creación que conformamos, nos ha sido muy difícil dilucidar la compenetración que existe entre el universo manifiesto y la vibración correcta de cada órgano y sus funciones en nuestro cuerpo y en todo organismo existente en nuestro plano de expresión. No hemos comprendido que el pulso del universo es nuestro propio pulso, y que todo movimiento de éste repercute irremediable en cada uno, como la parte que somos del gran todo cósmico.
Es fundamental re-descubrir la esencia personal y la relación con el mundo que nos contiene. Sin separar lo corporeo de lo incorporeo ni los átomos de las células, porque lo uno conlleva lo otro. No hay flujo creativo posible que no contenga alma que lo manifieste.
Por Marisol Stevens
jueves, 6 de agosto de 2009
Síntomas de una puerta que se abre
Mirar la realidad y ver el común denominador de sistemas y cuasiculturas es un síntoma del despertar. Comenzamos a ver y cuestionar. A mirar como niños inquietos y curiosos, “Los que heredarán el reino de los cielos”. Conectamos con una actitud rebelde, y entonces entendemos a los niños nuevos, los mismos que han sido drogados y considerados hiperactivos por la sociedad domesticada, una sociedad amante de uniformes e indolencias que sin comprender su propia infelicidad ni sus recurrentes cuadros depresivos insiste en encarrilar a estos nuevos humanos subversivos.
Haciendo memoria de los años del colegio y de las clases de historia universal, que apenas alcanzan para ser la versión incompleta de un solo capítulo de la historia terrestre, vemos que éstas contienen incontables narraciones de guerras, abusos, conquistas territoriales y esclavitud, imágenes aterradoras que despertaron morbosidad y plasmaron el temor en nuestras mentes juveniles.
Una sociedad que se ha alimentado de temor es fácil presa de la manipulación, actualmente no hay paz en ningún continente y la violencia se apodera de todos. El individuo que se dice “civilizado”, hoy por hoy, esta listo para agredir a la menor presión. Matrimonios y sociedades destruidas por doquier. “Lideres” políticos o religiosos movilizan grupos temerosos de perder lo que tienen. Capaces de matar a sus hermanos sin pensarlo dos veces por venganza y promesas de bienestar. Todos ellos escuchan con avidez a quién tenga la astucia de liderarlos. Difícilmente pueden escuchar los propios pensamientos. No han aprendido a pensar por si mismos y lo que no se usa se atrofia.
La gran mayoría de las personas encuentra sus ídolos en los deportes y el mundo del espectáculo. Sin tener conciencia de las situaciones verdaderamente importantes del mundo real, dirigen su atención hacia los administradores gubernamentales solo cuando algo los perjudica personalmente. Otros hacen política y se recrean jugando al poder, pero de amor al prójimo muy poco queda. La gran mayoría es movida por un sentimiento de orgullo egoísta que busca plasmar sus nombres en los archivos históricos.
Los noticieros por lo general son alarmantes y detonan más temor y violencia. Son muy pocos los críticos sociales que hacen mella en la sociedad. La corrupción domina la mente. Se requiere de algo superior para despertar a la humanidad y devolverle la conciencia de Ser que lleva milenios estimulada por el temor y por el dolor que son lo mismo.
Si la ola de energía solar, estimulada por fuerzas cósmicas, se acrecienta, no solo modifica y acelera procesos orgánicos celulares en general, estamos hablando también de nuestros propios procesos, especialmente el nervioso y electro magnético, que se intensifican y afectan nuestro comportamiento. Sentimientos y emociones se intensifican causando stress. Vemos consultas médicas repletas donde, recetas tranquilizadoras que se entregan como la panacea, dejan a los pacientes más dormidos. Un fenómeno que se viene dando en las últimas décadas y que bloquea el despertar inherente del hombre.
Necesitamos descubrir el poder radica en el interior de cada uno y saber que la rebeldía, la crítica y el cuestionamiento inicial, son parte del descontento del alma, un alma que quiere despertar y unirse a los movimientos de la nueva era. Un alma que quiere expresarse en una mente consciente donde la inteligencia espiritual florezca y el pensamiento fértil sea su fruto.
Una mente integrada con su alma sabe que los sentimientos-pensamientos conscientes son la “luz de la vida”, aquella que permite dejar mundos de odio y desesperanza y fluir hacia la paz.
Nuestros propios errores quedan al descubierto ante la luz del alma y abrazamos nuestro ser inferior, con el fuego del amor, para purificarlo. Surge luego la compasión y la empatía para “perdonar” el error ajeno.
Entendemos y aceptamos nuestra debilidad humana, y nos liberamos de prejuicios. Por fin comenzamos a vernos parte de una humanidad y surgen los primeros sentimientos que nos acercan al UNO.
Una nueva visión unificadora nos despierta y nos llena de amor, un amor nuevo que facilita, desde el amor propio, el amor a la familia humana doliente y cansada. Son los síntomas del despertar colocándonos en camino seguro.
Un camino de conciencia que despierta y se empodera nuevamente de lo propio. Un camino que te libera de la rueda de confusión y desánimo dando inicio a tu propio peregrinaje sagrado, conectado con tu origen. Utilizando las herramientas que te conecten con tu interior comienzas a crear nueva vida para ti y tu entorno con la generosidad que brinda el amor verdadero, el amor propio, el amor que brota de la fuente inagotable de tu Yo Soy.
Reconsiderar y reflexionar sobre la unión intrínseca entre padres e hijos y ampliarla al plano del Dios Padre brinda una visión liberadora. Desde la propia intimidad individual renace el vínculo con la fuente original y es allí donde surgen las repuestas y los pensamientos legítimos, aquellos en los que solo interviene la propia conciencia. Es el amor desconocido, una energía que nos mueve y conmueve cada día.
Los síntomas del amor son inconfundibles, cuando la puerta se abre, el corazón renace como un catalizador de energía vital que transmuta y realiza la alquimia divina. Un nuevo paisaje surge desde tu interior irradiándolo hacia fuera contagiando tu entorno, ya cruzaste la puerta y la critica quedo atrás, ya no cuestionas ni te rebelas, fue parte del proceso, pero subiste otro escalón hacia tu verdadero ser.
Por primera vez miras a tu alrededor con profunda compasión y sabes que los errores tienen razón de ser y son parte de un gran plan, que no caerás en la trampa del ego ni la soberbia de sentirte superior, sabes que somos UNO y que cada uno tiene su propio tiempo para despertar y unirse a la paz.
Marisol Stevens
Haciendo memoria de los años del colegio y de las clases de historia universal, que apenas alcanzan para ser la versión incompleta de un solo capítulo de la historia terrestre, vemos que éstas contienen incontables narraciones de guerras, abusos, conquistas territoriales y esclavitud, imágenes aterradoras que despertaron morbosidad y plasmaron el temor en nuestras mentes juveniles.
Una sociedad que se ha alimentado de temor es fácil presa de la manipulación, actualmente no hay paz en ningún continente y la violencia se apodera de todos. El individuo que se dice “civilizado”, hoy por hoy, esta listo para agredir a la menor presión. Matrimonios y sociedades destruidas por doquier. “Lideres” políticos o religiosos movilizan grupos temerosos de perder lo que tienen. Capaces de matar a sus hermanos sin pensarlo dos veces por venganza y promesas de bienestar. Todos ellos escuchan con avidez a quién tenga la astucia de liderarlos. Difícilmente pueden escuchar los propios pensamientos. No han aprendido a pensar por si mismos y lo que no se usa se atrofia.
La gran mayoría de las personas encuentra sus ídolos en los deportes y el mundo del espectáculo. Sin tener conciencia de las situaciones verdaderamente importantes del mundo real, dirigen su atención hacia los administradores gubernamentales solo cuando algo los perjudica personalmente. Otros hacen política y se recrean jugando al poder, pero de amor al prójimo muy poco queda. La gran mayoría es movida por un sentimiento de orgullo egoísta que busca plasmar sus nombres en los archivos históricos.
Los noticieros por lo general son alarmantes y detonan más temor y violencia. Son muy pocos los críticos sociales que hacen mella en la sociedad. La corrupción domina la mente. Se requiere de algo superior para despertar a la humanidad y devolverle la conciencia de Ser que lleva milenios estimulada por el temor y por el dolor que son lo mismo.
Si la ola de energía solar, estimulada por fuerzas cósmicas, se acrecienta, no solo modifica y acelera procesos orgánicos celulares en general, estamos hablando también de nuestros propios procesos, especialmente el nervioso y electro magnético, que se intensifican y afectan nuestro comportamiento. Sentimientos y emociones se intensifican causando stress. Vemos consultas médicas repletas donde, recetas tranquilizadoras que se entregan como la panacea, dejan a los pacientes más dormidos. Un fenómeno que se viene dando en las últimas décadas y que bloquea el despertar inherente del hombre.
Necesitamos descubrir el poder radica en el interior de cada uno y saber que la rebeldía, la crítica y el cuestionamiento inicial, son parte del descontento del alma, un alma que quiere despertar y unirse a los movimientos de la nueva era. Un alma que quiere expresarse en una mente consciente donde la inteligencia espiritual florezca y el pensamiento fértil sea su fruto.
Una mente integrada con su alma sabe que los sentimientos-pensamientos conscientes son la “luz de la vida”, aquella que permite dejar mundos de odio y desesperanza y fluir hacia la paz.
Nuestros propios errores quedan al descubierto ante la luz del alma y abrazamos nuestro ser inferior, con el fuego del amor, para purificarlo. Surge luego la compasión y la empatía para “perdonar” el error ajeno.
Entendemos y aceptamos nuestra debilidad humana, y nos liberamos de prejuicios. Por fin comenzamos a vernos parte de una humanidad y surgen los primeros sentimientos que nos acercan al UNO.
Una nueva visión unificadora nos despierta y nos llena de amor, un amor nuevo que facilita, desde el amor propio, el amor a la familia humana doliente y cansada. Son los síntomas del despertar colocándonos en camino seguro.
Un camino de conciencia que despierta y se empodera nuevamente de lo propio. Un camino que te libera de la rueda de confusión y desánimo dando inicio a tu propio peregrinaje sagrado, conectado con tu origen. Utilizando las herramientas que te conecten con tu interior comienzas a crear nueva vida para ti y tu entorno con la generosidad que brinda el amor verdadero, el amor propio, el amor que brota de la fuente inagotable de tu Yo Soy.
Reconsiderar y reflexionar sobre la unión intrínseca entre padres e hijos y ampliarla al plano del Dios Padre brinda una visión liberadora. Desde la propia intimidad individual renace el vínculo con la fuente original y es allí donde surgen las repuestas y los pensamientos legítimos, aquellos en los que solo interviene la propia conciencia. Es el amor desconocido, una energía que nos mueve y conmueve cada día.
Los síntomas del amor son inconfundibles, cuando la puerta se abre, el corazón renace como un catalizador de energía vital que transmuta y realiza la alquimia divina. Un nuevo paisaje surge desde tu interior irradiándolo hacia fuera contagiando tu entorno, ya cruzaste la puerta y la critica quedo atrás, ya no cuestionas ni te rebelas, fue parte del proceso, pero subiste otro escalón hacia tu verdadero ser.
Por primera vez miras a tu alrededor con profunda compasión y sabes que los errores tienen razón de ser y son parte de un gran plan, que no caerás en la trampa del ego ni la soberbia de sentirte superior, sabes que somos UNO y que cada uno tiene su propio tiempo para despertar y unirse a la paz.
Marisol Stevens
Suscribirse a:
Entradas (Atom)