Si reflexionamos sobre el contraste, nos encontramos que en el centro se complementan los extremos y que estos surgen como los pares opuestos primordiales de la vida; luz-sombra, día-noche, tristeza-alegría, cobardía-valentía, avanzar-retroceder, sufrir-disfrutar, dulce-amargo, caliente-frío, etc, mientras más extensa la gama de los contrastes mayor el rango en que el ser humano se experimenta y se expresa.
Cada extremo existe sustentado por el otro, y ambos son posibles en el propio contraste que los une, polos opuestos se atraen, atracción no es otra cosa que magnetismo y magnetismo es análogamente lo que conocemos por amor, entonces no existe lo malo en ninguno de ellos.
El universo se manifiesta y se realiza en sus partes, todas fluyendo “amorosamente” en un flujo electromagnético que sostiene el todo desde su centro. Variedad infinita de colores y movimientos lo conforman en una belleza suprema y sublime. No hay un negro mejor que un blanco y de ambos se nutre la tonalidad que es igualmente infinita y bella.
¿Dónde está el problema entonces?
Solo en la mirada humana que ha visto y suscitado dificultad en el color y la raza. Blancos, negros y amarillos fusionándose en tonalidades de exquisita variedad no son más que una sinfonía de cualidades y tonos que enriquecen la vida planetaria.
La gama de colores y juegos de luz y sombra son la herramienta primordial para el artista, y la infinita variedad cromática se encuentra impresa en la naturaleza, en ella nada es excluyente o desechable. La sombra es el fondo para la luz, de ese modo se hace visible, en la diferencia y contraste, de modo que no hay una buena obra pictórica que prescinda de la oscuridad.
Vivir pretendiendo excluir la oscuridad o atacarla es negar nuestra propia realidad, es nuestro mayor tropiezo, ocultarnos tras una máscara que nos asfixia y nos imposibilita la auto-estima y la compasión.
Formamos parte del entorno y nuestra humanidad se manifiesta en la forma dentro de un campo de energía variable, conformado por el planeta y todo lo que hay en el. Podemos jugar con la luz y oscuridad a gusto y también podemos matizar nuestra obra con todas las tonalidades posibles, pero excluir uno de los polos es imposible, solo podemos integrar.
Es innegable que la mente del Hacedor Supremo se haya implícita en cada obra suya, por tanto el ser humano es una obra suprema y contiene todo el potencial de ésta. Tiene en sí el germen creativo divino, el que puede desplegar en su propia creación.
La oscuridad y la luz han complementado el diseño floreciendo en ciclos de crecimiento y evolución de un ser humano que duerme y despierta sucesivamente, a su propia verdad, a través de milenios de historia.
Nos hemos desplazado entre los opuestos evaluando el recorrido. Se avanza imprimiendo vida a cada paso. Vida y muerte, dolor y placer son los extremos que nos sostienen y empujan. Cada momento es una hoja en blanco en donde imprimir sentimiento, vibración y nota. Páginas que se suman a un sentir social, cultural, planetario y universal co-creando partes que escriben una historia común y fruto para el todo. Un todo que integra a cada uno en el festín, donde todos prueban el bocado, unidad que recicla y desarrolla su evolución.
La evolución universal es la sinfonía de un creador primigenio, omnipresente, omnipotente y omnisciente. En ella los pares de opuestos son la pauta en donde el hombre escribe sus notas.
Ciclos y ciclos de experiencia humana, cada uno componiendo su melodía de extremo a extremo. Nos estrellamos en la trama para transmutar y reciclar energía poniendo a prueba los propios límites en un descubrimiento eterno.
Nada se pierde “el todo” lo renueva, lo recompone, lo sintoniza invariablemente, aprendizaje valioso de una carrera sin tiempo. El valor sostiene al temor impregnando al Ser con el contraste que descubre paso a paso y en donde se revela la profundidad infinita de su alma.
Aceptamos poco a poco el contraste, pero la oscuridad y su reino siguen siendo un extremo inaceptable. Si a mayor variedad de tonos mayor belleza y riqueza creativa, entonces lo oscuro y tenebroso, inmerso en penumbras densas y hostiles, sostienen la luz de una conciencia sublime.
Negativo y positivo se equilibran en un punto intermedio muy difícil de encontrar y graduar. Es la belleza de la perfección suprema, en donde la integración es punto clave del ser humano que se experimenta, crece y desarrolla en sucesivos ciclos de un itinerario conocido por su corazón.
Por Marisol Stevens
jueves, 24 de septiembre de 2009
jueves, 17 de septiembre de 2009
La energía y su verdad
Cada vez se da más énfasis a la energía, y su relación con el cuerpo y la salud. Es innegable que el cuerpo se comunica y transmite lo que siente a través de la energía que irradia, la misma que algunos denominan aura y que incluso ha sido fotografiada con la técnica Kirlian. Esta ha sido una herramienta útil para verificar la energía que irradiamos proporcionándonos una visión más integrada de nosotros mismos. Se ha puesto en evidencia que el color de nuestra energía cambia de acuerdo al estado de salud, tanto física como emocional.
Poco a poco intuimos que nuestro campo energético se ensucia si colapsamos y nos deprimimos, y ello nos lleva a cuadros de mala salud.
Muy similar a lo que se ha descubierto sobre la molécula del agua y su comportamiento frente a diferentes emociones y sentimientos, y es que los sentimientos y emociones también son energía, y es la que electrifica el agua cargando en ella el tipo de energía que acompaña nuestros sentimientos, sea positiva o negativa, y no olvidemos que dos tercios de nuestro cuerpo contienen agua.
Los estudios de las últimas décadas han facilitado el auto conocimiento proporcionando una imagen más amplia de nuestra realidad de ser. Se han descubierto campos que son verdaderos contenedores de los cuerpos físicos y que a su vez son captadores de ondas electromagnéticas que influyen directamente en la mente humana y su sistema neurológico.
Sabemos ahora que el hombre es un ser electromagnético muy sofisticado que se alimenta de una energía fuente. Sabemos también que el sol, es nuestra fuente de vida, que con sus ondas electromagnéticas es alimento de sistemas neuronales y eléctricos de todo organismo vivo en el planeta.
Todo esto nos obliga a replantear los poderes y capacidades de la mente, descubrimos cómo nos afecta la electricidad y los campos magnéticos, pero más importante, que podemos polarizar esa energía entrante en algo mejor que el entorno, que podemos actuar concientemente en nuestro interno devolviendo mas luz al exterior.
Surgen con ello distintas corrientes filosóficas, y es que nos hemos dado cuenta que somos energía y que por lo tanto afectamos y somos a su vez afectados por la energía que nos circunda.
Entonces podemos optar por ser más activos y elevar la energía propia, para así, dejar de contaminar y ser piedras de tropiezo sin autocontrol.
Trabajando con nuestra energía interna e irradiando algo mejor al exterior afectamos la energía que nos envuelve y contiene el todo, con ello surgen sanadores que, utilizando sus manos como catalizadoras de la energía cósmica, restauran la armonía de sus pacientes polarizando su campo electromagnético, vale decir su aura, y muchos más que emplean aroma, gemas, música y otros con el mismo fin.
Si somos a imagen y semejanza de un Padre Arquetipo poseemos infinitos poderes y virtudes legadas por ÉL, pero si no tenemos conciencia de poseerlos no podemos activarlos.
Un hecho que refleja esta realidad es que poseemos un cerebro (indescifrable aún) del que apenas utilizamos un diez por ciento de capacidad y que es, en definitiva, el motor de pensamientos que afectan nuestro campo y la frecuencia que sintoniza.
Entonces cada vez que pensamos movemos energía que activa un mecanismo de creación. Todo pensamiento es una causa, sin embargo hemos subestimado su poder, divagando libremente, sin tomar control del arma más poderosa que poseemos hemos llegado a instancias muy dolorosas para la humanidad, y todos hemos aportado una cuota en ello.
Creemos que circunstancias negativas son el resultado de causas externas, sin tomar conciencia, que son los propios pensamientos personales quienes traen incorporados resultados físicos, y que, aun cuando no sean expresados por medio del lenguaje, conforman un campo a la medida atrayendo energías similares por resonancia magnética que tarde o temprano se manifestará en la vida de su creador.
Si el hombre puede pensar ilimitadamente también puede imaginar y crear a su antojo, sin embargo no puede imprimir la idea de inmediato en el plano físico pues éste se emplaza en un marco de tiempo.
El pensamiento creativo por lo tanto tiene que desarrollarse dentro de un plan que facilite su realización óptima y este plan perfecto y armónico nace de una mente generosa y un corazón humilde.
Un pensamiento conectado con el sentimiento correcto pulsa la clave que legó Cristo haciéndolo aún más poderoso y abundante en su realización.
Al igual que los pensamientos, las emociones originan actos creativos que conforman vida, hechos, circunstancias y obras de cada cual, y que la gran mayoría ve como fortuitas. Culpando a las circunstancias, por todo lo que vive, el individuo no sabe que es el resultado de una elección personal hecha en una mente disociada de su verdadero Ser.
El pensamiento de amor u odio activa cada acción, origen causal de toda expresión del hombre. Cayendo voluntariamente en una corriente circular somos dominados por las propias aguas, y aunque creadores de ellas, al vivenciarlas internamente nos volvemos incapaces frente a un poder que consideramos fortuito.
El torrente de dificultades y penas es producto de sentimientos negativos y ciegos que detonan creaciones físicas y emocionales igualmente negativas, cada sentimiento se plasma en el campo magnético del individuo que lo genera sintonizando su misma frecuencia, esto es, atrayendo situaciones que le proporcionen más de lo mismo.
Esto es la explicación científica de la doctrina del pecado y el castigo, no existe tal castigo, se cree en él y se lo experimenta como tal, pero en verdad es solo resultado de sentimientos y acciones adversas que nos mantienen atrapados en una rueda invisible.
Hemos estado negativos y miedosos por mucho tiempo, hemos entregado nuestros sueños y deseos “verdaderos” a la masa, porque con su campo energético nos contaminó y no sabemos que activando una mente positiva podemos alcanzar el cielo.
Negar los sueños atrofió la mente creativa y arriesgada. Un corazón joven ama, lucha y cree de verdad porque aún no está contaminado por el sentimiento de masa.
Sentimiento, pensamiento, idea, palabra y obra, conforman la cadena de creación, y cada creación es personal. Tomar conciencia de ello es renacer y despertar el gen divino.
Por Marisol Stevens
Poco a poco intuimos que nuestro campo energético se ensucia si colapsamos y nos deprimimos, y ello nos lleva a cuadros de mala salud.
Muy similar a lo que se ha descubierto sobre la molécula del agua y su comportamiento frente a diferentes emociones y sentimientos, y es que los sentimientos y emociones también son energía, y es la que electrifica el agua cargando en ella el tipo de energía que acompaña nuestros sentimientos, sea positiva o negativa, y no olvidemos que dos tercios de nuestro cuerpo contienen agua.
Los estudios de las últimas décadas han facilitado el auto conocimiento proporcionando una imagen más amplia de nuestra realidad de ser. Se han descubierto campos que son verdaderos contenedores de los cuerpos físicos y que a su vez son captadores de ondas electromagnéticas que influyen directamente en la mente humana y su sistema neurológico.
Sabemos ahora que el hombre es un ser electromagnético muy sofisticado que se alimenta de una energía fuente. Sabemos también que el sol, es nuestra fuente de vida, que con sus ondas electromagnéticas es alimento de sistemas neuronales y eléctricos de todo organismo vivo en el planeta.
Todo esto nos obliga a replantear los poderes y capacidades de la mente, descubrimos cómo nos afecta la electricidad y los campos magnéticos, pero más importante, que podemos polarizar esa energía entrante en algo mejor que el entorno, que podemos actuar concientemente en nuestro interno devolviendo mas luz al exterior.
Surgen con ello distintas corrientes filosóficas, y es que nos hemos dado cuenta que somos energía y que por lo tanto afectamos y somos a su vez afectados por la energía que nos circunda.
Entonces podemos optar por ser más activos y elevar la energía propia, para así, dejar de contaminar y ser piedras de tropiezo sin autocontrol.
Trabajando con nuestra energía interna e irradiando algo mejor al exterior afectamos la energía que nos envuelve y contiene el todo, con ello surgen sanadores que, utilizando sus manos como catalizadoras de la energía cósmica, restauran la armonía de sus pacientes polarizando su campo electromagnético, vale decir su aura, y muchos más que emplean aroma, gemas, música y otros con el mismo fin.
Si somos a imagen y semejanza de un Padre Arquetipo poseemos infinitos poderes y virtudes legadas por ÉL, pero si no tenemos conciencia de poseerlos no podemos activarlos.
Un hecho que refleja esta realidad es que poseemos un cerebro (indescifrable aún) del que apenas utilizamos un diez por ciento de capacidad y que es, en definitiva, el motor de pensamientos que afectan nuestro campo y la frecuencia que sintoniza.
Entonces cada vez que pensamos movemos energía que activa un mecanismo de creación. Todo pensamiento es una causa, sin embargo hemos subestimado su poder, divagando libremente, sin tomar control del arma más poderosa que poseemos hemos llegado a instancias muy dolorosas para la humanidad, y todos hemos aportado una cuota en ello.
Creemos que circunstancias negativas son el resultado de causas externas, sin tomar conciencia, que son los propios pensamientos personales quienes traen incorporados resultados físicos, y que, aun cuando no sean expresados por medio del lenguaje, conforman un campo a la medida atrayendo energías similares por resonancia magnética que tarde o temprano se manifestará en la vida de su creador.
Si el hombre puede pensar ilimitadamente también puede imaginar y crear a su antojo, sin embargo no puede imprimir la idea de inmediato en el plano físico pues éste se emplaza en un marco de tiempo.
El pensamiento creativo por lo tanto tiene que desarrollarse dentro de un plan que facilite su realización óptima y este plan perfecto y armónico nace de una mente generosa y un corazón humilde.
Un pensamiento conectado con el sentimiento correcto pulsa la clave que legó Cristo haciéndolo aún más poderoso y abundante en su realización.
Al igual que los pensamientos, las emociones originan actos creativos que conforman vida, hechos, circunstancias y obras de cada cual, y que la gran mayoría ve como fortuitas. Culpando a las circunstancias, por todo lo que vive, el individuo no sabe que es el resultado de una elección personal hecha en una mente disociada de su verdadero Ser.
El pensamiento de amor u odio activa cada acción, origen causal de toda expresión del hombre. Cayendo voluntariamente en una corriente circular somos dominados por las propias aguas, y aunque creadores de ellas, al vivenciarlas internamente nos volvemos incapaces frente a un poder que consideramos fortuito.
El torrente de dificultades y penas es producto de sentimientos negativos y ciegos que detonan creaciones físicas y emocionales igualmente negativas, cada sentimiento se plasma en el campo magnético del individuo que lo genera sintonizando su misma frecuencia, esto es, atrayendo situaciones que le proporcionen más de lo mismo.
Esto es la explicación científica de la doctrina del pecado y el castigo, no existe tal castigo, se cree en él y se lo experimenta como tal, pero en verdad es solo resultado de sentimientos y acciones adversas que nos mantienen atrapados en una rueda invisible.
Hemos estado negativos y miedosos por mucho tiempo, hemos entregado nuestros sueños y deseos “verdaderos” a la masa, porque con su campo energético nos contaminó y no sabemos que activando una mente positiva podemos alcanzar el cielo.
Negar los sueños atrofió la mente creativa y arriesgada. Un corazón joven ama, lucha y cree de verdad porque aún no está contaminado por el sentimiento de masa.
Sentimiento, pensamiento, idea, palabra y obra, conforman la cadena de creación, y cada creación es personal. Tomar conciencia de ello es renacer y despertar el gen divino.
Por Marisol Stevens
martes, 1 de septiembre de 2009
Ser humano
Evolucionar para volvernos individualistas y separados, no es una idea inteligente, ser humanos es nuestro ideal.
Ser humano no es algo fortuito, es algo que se conquista desde el alma, considerando por alma la conciencia de sí que lo conecta con el todo.
Si el individuo es una parte del todo contiene en sí mismo todo lo que anhela conocer en el exterior que habita, por tanto, todo lo que ven sus ojos contiene alma, que es, la parte inteligente individual del todo lo que es. En definitiva, el alma puede ser vista como la inteligencia primigenia inherente a todo organismo del plano material o energético que conocemos.
El todo universal solo es posible por una integración de sus partes, cada una sujeta a un orden inteligente que sostiene su movimiento evolutivo y que, independiente de su diversidad, sincronizan en una pulsación continua de energía que se funde armónicamente en experiencia de Ser en la totalidad. Entonces el hombre solo puede conocerse integrándose a esa totalidad, encontrando el sentido del todo en sí mismo.
Para buscar en nuestros sí mismos y encontrar algo más que un organismo físico-biológico debemos dirigir la atención a la propia conciencia de ser a través de un mecanismo de auto-observación.
Podemos utilizar cualquier disciplina que nos acomode, mientras ésta nos aquiete y nos facilite la reflexión y un estado alerta que evidencie los pensamientos, actitudes y actos que vivenciamos cada día. Poco a poco llegaremos a diferenciar la voz esencial de la voz del intelecto y por fin comprenderemos la dualidad.
La era moderna rechazo la espiritualidad y separo la ciencia de la religión, como un modo de proteger, del poder de la iglesia, los avances científicos y tecnológicos, sin embargo este hecho ha causado una fragmentación en el individuo, que aisló la mente del todo que lo compone, incluyendo su ser espiritual.
Por este motivo, hemos desarrollado una mente materialista e inferior, sin poder acceder a los niveles superiores de nuestro ser y aunque ha facilitado el avance tecnológico, Los científicos han buscado solo en la materia las respuestas a verdades eternas, que si bien rigen la materia, están por sobre ésta.
En el proceso se perdió la conciencia del todo que la integra. Separados, o creyendo estar separado, de la creación que conformamos, nos ha sido muy difícil dilucidar la compenetración que existe entre el universo manifiesto y la vibración correcta de cada órgano y sus funciones en nuestro cuerpo y en todo organismo existente en nuestro plano de expresión. No hemos comprendido que el pulso del universo es nuestro propio pulso, y que todo movimiento de éste repercute irremediable en cada uno, como la parte que somos del gran todo cósmico.
Es fundamental re-descubrir la esencia personal y la relación con el mundo que nos contiene. Sin separar lo corporeo de lo incorporeo ni los átomos de las células, porque lo uno conlleva lo otro. No hay flujo creativo posible que no contenga alma que lo manifieste.
Por Marisol Stevens
Ser humano no es algo fortuito, es algo que se conquista desde el alma, considerando por alma la conciencia de sí que lo conecta con el todo.
Si el individuo es una parte del todo contiene en sí mismo todo lo que anhela conocer en el exterior que habita, por tanto, todo lo que ven sus ojos contiene alma, que es, la parte inteligente individual del todo lo que es. En definitiva, el alma puede ser vista como la inteligencia primigenia inherente a todo organismo del plano material o energético que conocemos.
El todo universal solo es posible por una integración de sus partes, cada una sujeta a un orden inteligente que sostiene su movimiento evolutivo y que, independiente de su diversidad, sincronizan en una pulsación continua de energía que se funde armónicamente en experiencia de Ser en la totalidad. Entonces el hombre solo puede conocerse integrándose a esa totalidad, encontrando el sentido del todo en sí mismo.
Para buscar en nuestros sí mismos y encontrar algo más que un organismo físico-biológico debemos dirigir la atención a la propia conciencia de ser a través de un mecanismo de auto-observación.
Podemos utilizar cualquier disciplina que nos acomode, mientras ésta nos aquiete y nos facilite la reflexión y un estado alerta que evidencie los pensamientos, actitudes y actos que vivenciamos cada día. Poco a poco llegaremos a diferenciar la voz esencial de la voz del intelecto y por fin comprenderemos la dualidad.
La era moderna rechazo la espiritualidad y separo la ciencia de la religión, como un modo de proteger, del poder de la iglesia, los avances científicos y tecnológicos, sin embargo este hecho ha causado una fragmentación en el individuo, que aisló la mente del todo que lo compone, incluyendo su ser espiritual.
Por este motivo, hemos desarrollado una mente materialista e inferior, sin poder acceder a los niveles superiores de nuestro ser y aunque ha facilitado el avance tecnológico, Los científicos han buscado solo en la materia las respuestas a verdades eternas, que si bien rigen la materia, están por sobre ésta.
En el proceso se perdió la conciencia del todo que la integra. Separados, o creyendo estar separado, de la creación que conformamos, nos ha sido muy difícil dilucidar la compenetración que existe entre el universo manifiesto y la vibración correcta de cada órgano y sus funciones en nuestro cuerpo y en todo organismo existente en nuestro plano de expresión. No hemos comprendido que el pulso del universo es nuestro propio pulso, y que todo movimiento de éste repercute irremediable en cada uno, como la parte que somos del gran todo cósmico.
Es fundamental re-descubrir la esencia personal y la relación con el mundo que nos contiene. Sin separar lo corporeo de lo incorporeo ni los átomos de las células, porque lo uno conlleva lo otro. No hay flujo creativo posible que no contenga alma que lo manifieste.
Por Marisol Stevens
jueves, 6 de agosto de 2009
Síntomas de una puerta que se abre
Mirar la realidad y ver el común denominador de sistemas y cuasiculturas es un síntoma del despertar. Comenzamos a ver y cuestionar. A mirar como niños inquietos y curiosos, “Los que heredarán el reino de los cielos”. Conectamos con una actitud rebelde, y entonces entendemos a los niños nuevos, los mismos que han sido drogados y considerados hiperactivos por la sociedad domesticada, una sociedad amante de uniformes e indolencias que sin comprender su propia infelicidad ni sus recurrentes cuadros depresivos insiste en encarrilar a estos nuevos humanos subversivos.
Haciendo memoria de los años del colegio y de las clases de historia universal, que apenas alcanzan para ser la versión incompleta de un solo capítulo de la historia terrestre, vemos que éstas contienen incontables narraciones de guerras, abusos, conquistas territoriales y esclavitud, imágenes aterradoras que despertaron morbosidad y plasmaron el temor en nuestras mentes juveniles.
Una sociedad que se ha alimentado de temor es fácil presa de la manipulación, actualmente no hay paz en ningún continente y la violencia se apodera de todos. El individuo que se dice “civilizado”, hoy por hoy, esta listo para agredir a la menor presión. Matrimonios y sociedades destruidas por doquier. “Lideres” políticos o religiosos movilizan grupos temerosos de perder lo que tienen. Capaces de matar a sus hermanos sin pensarlo dos veces por venganza y promesas de bienestar. Todos ellos escuchan con avidez a quién tenga la astucia de liderarlos. Difícilmente pueden escuchar los propios pensamientos. No han aprendido a pensar por si mismos y lo que no se usa se atrofia.
La gran mayoría de las personas encuentra sus ídolos en los deportes y el mundo del espectáculo. Sin tener conciencia de las situaciones verdaderamente importantes del mundo real, dirigen su atención hacia los administradores gubernamentales solo cuando algo los perjudica personalmente. Otros hacen política y se recrean jugando al poder, pero de amor al prójimo muy poco queda. La gran mayoría es movida por un sentimiento de orgullo egoísta que busca plasmar sus nombres en los archivos históricos.
Los noticieros por lo general son alarmantes y detonan más temor y violencia. Son muy pocos los críticos sociales que hacen mella en la sociedad. La corrupción domina la mente. Se requiere de algo superior para despertar a la humanidad y devolverle la conciencia de Ser que lleva milenios estimulada por el temor y por el dolor que son lo mismo.
Si la ola de energía solar, estimulada por fuerzas cósmicas, se acrecienta, no solo modifica y acelera procesos orgánicos celulares en general, estamos hablando también de nuestros propios procesos, especialmente el nervioso y electro magnético, que se intensifican y afectan nuestro comportamiento. Sentimientos y emociones se intensifican causando stress. Vemos consultas médicas repletas donde, recetas tranquilizadoras que se entregan como la panacea, dejan a los pacientes más dormidos. Un fenómeno que se viene dando en las últimas décadas y que bloquea el despertar inherente del hombre.
Necesitamos descubrir el poder radica en el interior de cada uno y saber que la rebeldía, la crítica y el cuestionamiento inicial, son parte del descontento del alma, un alma que quiere despertar y unirse a los movimientos de la nueva era. Un alma que quiere expresarse en una mente consciente donde la inteligencia espiritual florezca y el pensamiento fértil sea su fruto.
Una mente integrada con su alma sabe que los sentimientos-pensamientos conscientes son la “luz de la vida”, aquella que permite dejar mundos de odio y desesperanza y fluir hacia la paz.
Nuestros propios errores quedan al descubierto ante la luz del alma y abrazamos nuestro ser inferior, con el fuego del amor, para purificarlo. Surge luego la compasión y la empatía para “perdonar” el error ajeno.
Entendemos y aceptamos nuestra debilidad humana, y nos liberamos de prejuicios. Por fin comenzamos a vernos parte de una humanidad y surgen los primeros sentimientos que nos acercan al UNO.
Una nueva visión unificadora nos despierta y nos llena de amor, un amor nuevo que facilita, desde el amor propio, el amor a la familia humana doliente y cansada. Son los síntomas del despertar colocándonos en camino seguro.
Un camino de conciencia que despierta y se empodera nuevamente de lo propio. Un camino que te libera de la rueda de confusión y desánimo dando inicio a tu propio peregrinaje sagrado, conectado con tu origen. Utilizando las herramientas que te conecten con tu interior comienzas a crear nueva vida para ti y tu entorno con la generosidad que brinda el amor verdadero, el amor propio, el amor que brota de la fuente inagotable de tu Yo Soy.
Reconsiderar y reflexionar sobre la unión intrínseca entre padres e hijos y ampliarla al plano del Dios Padre brinda una visión liberadora. Desde la propia intimidad individual renace el vínculo con la fuente original y es allí donde surgen las repuestas y los pensamientos legítimos, aquellos en los que solo interviene la propia conciencia. Es el amor desconocido, una energía que nos mueve y conmueve cada día.
Los síntomas del amor son inconfundibles, cuando la puerta se abre, el corazón renace como un catalizador de energía vital que transmuta y realiza la alquimia divina. Un nuevo paisaje surge desde tu interior irradiándolo hacia fuera contagiando tu entorno, ya cruzaste la puerta y la critica quedo atrás, ya no cuestionas ni te rebelas, fue parte del proceso, pero subiste otro escalón hacia tu verdadero ser.
Por primera vez miras a tu alrededor con profunda compasión y sabes que los errores tienen razón de ser y son parte de un gran plan, que no caerás en la trampa del ego ni la soberbia de sentirte superior, sabes que somos UNO y que cada uno tiene su propio tiempo para despertar y unirse a la paz.
Marisol Stevens
Haciendo memoria de los años del colegio y de las clases de historia universal, que apenas alcanzan para ser la versión incompleta de un solo capítulo de la historia terrestre, vemos que éstas contienen incontables narraciones de guerras, abusos, conquistas territoriales y esclavitud, imágenes aterradoras que despertaron morbosidad y plasmaron el temor en nuestras mentes juveniles.
Una sociedad que se ha alimentado de temor es fácil presa de la manipulación, actualmente no hay paz en ningún continente y la violencia se apodera de todos. El individuo que se dice “civilizado”, hoy por hoy, esta listo para agredir a la menor presión. Matrimonios y sociedades destruidas por doquier. “Lideres” políticos o religiosos movilizan grupos temerosos de perder lo que tienen. Capaces de matar a sus hermanos sin pensarlo dos veces por venganza y promesas de bienestar. Todos ellos escuchan con avidez a quién tenga la astucia de liderarlos. Difícilmente pueden escuchar los propios pensamientos. No han aprendido a pensar por si mismos y lo que no se usa se atrofia.
La gran mayoría de las personas encuentra sus ídolos en los deportes y el mundo del espectáculo. Sin tener conciencia de las situaciones verdaderamente importantes del mundo real, dirigen su atención hacia los administradores gubernamentales solo cuando algo los perjudica personalmente. Otros hacen política y se recrean jugando al poder, pero de amor al prójimo muy poco queda. La gran mayoría es movida por un sentimiento de orgullo egoísta que busca plasmar sus nombres en los archivos históricos.
Los noticieros por lo general son alarmantes y detonan más temor y violencia. Son muy pocos los críticos sociales que hacen mella en la sociedad. La corrupción domina la mente. Se requiere de algo superior para despertar a la humanidad y devolverle la conciencia de Ser que lleva milenios estimulada por el temor y por el dolor que son lo mismo.
Si la ola de energía solar, estimulada por fuerzas cósmicas, se acrecienta, no solo modifica y acelera procesos orgánicos celulares en general, estamos hablando también de nuestros propios procesos, especialmente el nervioso y electro magnético, que se intensifican y afectan nuestro comportamiento. Sentimientos y emociones se intensifican causando stress. Vemos consultas médicas repletas donde, recetas tranquilizadoras que se entregan como la panacea, dejan a los pacientes más dormidos. Un fenómeno que se viene dando en las últimas décadas y que bloquea el despertar inherente del hombre.
Necesitamos descubrir el poder radica en el interior de cada uno y saber que la rebeldía, la crítica y el cuestionamiento inicial, son parte del descontento del alma, un alma que quiere despertar y unirse a los movimientos de la nueva era. Un alma que quiere expresarse en una mente consciente donde la inteligencia espiritual florezca y el pensamiento fértil sea su fruto.
Una mente integrada con su alma sabe que los sentimientos-pensamientos conscientes son la “luz de la vida”, aquella que permite dejar mundos de odio y desesperanza y fluir hacia la paz.
Nuestros propios errores quedan al descubierto ante la luz del alma y abrazamos nuestro ser inferior, con el fuego del amor, para purificarlo. Surge luego la compasión y la empatía para “perdonar” el error ajeno.
Entendemos y aceptamos nuestra debilidad humana, y nos liberamos de prejuicios. Por fin comenzamos a vernos parte de una humanidad y surgen los primeros sentimientos que nos acercan al UNO.
Una nueva visión unificadora nos despierta y nos llena de amor, un amor nuevo que facilita, desde el amor propio, el amor a la familia humana doliente y cansada. Son los síntomas del despertar colocándonos en camino seguro.
Un camino de conciencia que despierta y se empodera nuevamente de lo propio. Un camino que te libera de la rueda de confusión y desánimo dando inicio a tu propio peregrinaje sagrado, conectado con tu origen. Utilizando las herramientas que te conecten con tu interior comienzas a crear nueva vida para ti y tu entorno con la generosidad que brinda el amor verdadero, el amor propio, el amor que brota de la fuente inagotable de tu Yo Soy.
Reconsiderar y reflexionar sobre la unión intrínseca entre padres e hijos y ampliarla al plano del Dios Padre brinda una visión liberadora. Desde la propia intimidad individual renace el vínculo con la fuente original y es allí donde surgen las repuestas y los pensamientos legítimos, aquellos en los que solo interviene la propia conciencia. Es el amor desconocido, una energía que nos mueve y conmueve cada día.
Los síntomas del amor son inconfundibles, cuando la puerta se abre, el corazón renace como un catalizador de energía vital que transmuta y realiza la alquimia divina. Un nuevo paisaje surge desde tu interior irradiándolo hacia fuera contagiando tu entorno, ya cruzaste la puerta y la critica quedo atrás, ya no cuestionas ni te rebelas, fue parte del proceso, pero subiste otro escalón hacia tu verdadero ser.
Por primera vez miras a tu alrededor con profunda compasión y sabes que los errores tienen razón de ser y son parte de un gran plan, que no caerás en la trampa del ego ni la soberbia de sentirte superior, sabes que somos UNO y que cada uno tiene su propio tiempo para despertar y unirse a la paz.
Marisol Stevens
lunes, 27 de julio de 2009
Conjugando la vida
Si sabemos que la vida es un logro personal que se conjuga con un todo, y que ese todo nos afecta, podemos seleccionar y activar el libre albedrío a conciencia.
Utilizamos los sentimientos, pensamientos y emociones, como los detonadores conscientes. El futuro se origina en el presente y la acción solo se conjuga en el “ahora”. La cadena de creación se recrea en el infinito y perfecto presente.
En el instante mismo de cada latido estamos participando de la vida unificados al eje de conciencia omnisciente. El centro mismo del universo se sincroniza en un latido de poder creativo energético inteligente. Es, en ese instante, cuando todo es posible, cuando hacemos la diferencia, cuando podemos decidir y hacer giros fundamentales. Es, ese, el instante de la siembra, una siembra constante que se cosecha igualmente en una constante eterna. Flujos y reflujos de energía creativa que se expanden desde el creador, refiriéndome, como creador, a cada uno de nosotros despiertos y concientes de nuestro hacer y ser.
La falta de conciencia de ello es el motivo de la pobreza, de la pequeñez, de las frustraciones recurrentes. La falta de poder es el fruto de una mente fragmentada que dejó su genio y sus potencialidades en el pasado.
Todos caemos en ello cuando, inevitablemente, adoptamos una personalidad y anulamos el corazón. Todos caemos más temprano que tarde en situaciones que nos marcan con la pérdida, con el dolor, con el miedo. Experiencias que anidan profundamente en el subconsciente y que más tarde conforman la personalidad. Algunos, más que otros, traicionados y heridos quedamos pegados al pasado y perdemos nuestro poder. Es cuando la mente se disocia de su eje, de su Dios. Es cuando nos separamos de la unidad que conformamos con toda la creación omnipresente, con el todo.
Un corazón que contenga sentimientos de víctima o culpa, que alimente resentimientos no puede conectarse al poder de la fuente que le brinda el ahora, porque está atado al pasado. No sincroniza con los ciclos vitales que fluyen a su alrededor, aquellos que le brindan miles de posibilidades. Sus creaciones son mezquinas y pobres. Su poder está desfasado y contaminado. No coincide con los tiempos que se conjugan en el ahora.
Si la mente se alimenta de dolores pasados y se rige desde ellos no vive la realidad. Ese corazón se vuelve amargo y no sabe ni puede disfrutar la dulzura. Se ha fragmentado y no puede conjugar la plenitud.
La vulnerabilidad, del niño que todos fuimos, es motivo más que suficiente para entregar el poder. Necesitamos borrar los patrones asimilados por nuestras células generación tras generación para escuchar la voz interna y los impulsos personales con su correspondiente sabiduría.
Adoptar un sistema y sus costumbres, que son la suma del pasado histórico de nuestros pueblos, nos ha costado muy caro y por ello recuperar la conciencia y el propio juicio no es tarea fácil. Nuestros impulsos se han debilitado y con ellos la fuerza de nuestro corazón.
Recuperar la conciencia es una necesidad. Es el camino de vuelta a casa, de vuelta al corazón. Dejar ir el pasado sin resentimientos, sanando antiguas heridas, es el camino para recuperar el ser y su poder. Reintegrando un ahora lleno de posibilidades, sin miedo a futuros inciertos y sin pasado que los alimente. Renovados, llenos de poder, puros de corazón para vivir el ahora plenamente cual niño feliz.
Cuando tomamos conciencia de estas verdades y surge la intención de sanar el corazón. Hacemos una conexión inmediata con el ahora y sincronizamos con los flujos de poder universal que entran al corazón y facilitan el trabajo.
Descubrir que la fuerza que impele toda la vida se haya en cada uno. Que cada desafío es una oportunidad para crecer. Que cada circunstancia, que parece trascendernos, es una puerta que nos llama a descubrir nuestra verdad y a recuperar nuestro poder. Vivir en el ahora que nos desafía y nos ocupa es recuperar el poder.
Ocuparnos pertenece al ahora. Pre-ocuparnos pertenece a la oscuridad. Es el dueño de los miedos que se quieren proyectar en el futuro. Ambos, pasado y futuro son una misma cosa, una distracción que nos diluye, que no nos permite enfocarnos y sincronizar desde el corazón con la grandeza y omnipotencia de la creación.
Conjugar la vida desde el ahora es una clave de poder, lograrlo es una decisión personal y privilegio de una conciencia despierta.
Creemos estar separados del todo, pero nunca lo hemos estado. Todos tenemos la misma oportunidad de despertar o seguir durmiendo, sentir o anestesiarnos con sustancias químicas o alucinógenas.
El corazón late y con él sentimos por igual, si queremos sintonizarnos aunque débil en un comienzo la señal será inconfundible, un amor sanador, una energía sanadora y una verdad liberadora que limpia pasado y futuro a la vez permitiendo el poder ilimitado del ahora para conjugarlo a gusto.
Por Marisol stevens
Utilizamos los sentimientos, pensamientos y emociones, como los detonadores conscientes. El futuro se origina en el presente y la acción solo se conjuga en el “ahora”. La cadena de creación se recrea en el infinito y perfecto presente.
En el instante mismo de cada latido estamos participando de la vida unificados al eje de conciencia omnisciente. El centro mismo del universo se sincroniza en un latido de poder creativo energético inteligente. Es, en ese instante, cuando todo es posible, cuando hacemos la diferencia, cuando podemos decidir y hacer giros fundamentales. Es, ese, el instante de la siembra, una siembra constante que se cosecha igualmente en una constante eterna. Flujos y reflujos de energía creativa que se expanden desde el creador, refiriéndome, como creador, a cada uno de nosotros despiertos y concientes de nuestro hacer y ser.
La falta de conciencia de ello es el motivo de la pobreza, de la pequeñez, de las frustraciones recurrentes. La falta de poder es el fruto de una mente fragmentada que dejó su genio y sus potencialidades en el pasado.
Todos caemos en ello cuando, inevitablemente, adoptamos una personalidad y anulamos el corazón. Todos caemos más temprano que tarde en situaciones que nos marcan con la pérdida, con el dolor, con el miedo. Experiencias que anidan profundamente en el subconsciente y que más tarde conforman la personalidad. Algunos, más que otros, traicionados y heridos quedamos pegados al pasado y perdemos nuestro poder. Es cuando la mente se disocia de su eje, de su Dios. Es cuando nos separamos de la unidad que conformamos con toda la creación omnipresente, con el todo.
Un corazón que contenga sentimientos de víctima o culpa, que alimente resentimientos no puede conectarse al poder de la fuente que le brinda el ahora, porque está atado al pasado. No sincroniza con los ciclos vitales que fluyen a su alrededor, aquellos que le brindan miles de posibilidades. Sus creaciones son mezquinas y pobres. Su poder está desfasado y contaminado. No coincide con los tiempos que se conjugan en el ahora.
Si la mente se alimenta de dolores pasados y se rige desde ellos no vive la realidad. Ese corazón se vuelve amargo y no sabe ni puede disfrutar la dulzura. Se ha fragmentado y no puede conjugar la plenitud.
La vulnerabilidad, del niño que todos fuimos, es motivo más que suficiente para entregar el poder. Necesitamos borrar los patrones asimilados por nuestras células generación tras generación para escuchar la voz interna y los impulsos personales con su correspondiente sabiduría.
Adoptar un sistema y sus costumbres, que son la suma del pasado histórico de nuestros pueblos, nos ha costado muy caro y por ello recuperar la conciencia y el propio juicio no es tarea fácil. Nuestros impulsos se han debilitado y con ellos la fuerza de nuestro corazón.
Recuperar la conciencia es una necesidad. Es el camino de vuelta a casa, de vuelta al corazón. Dejar ir el pasado sin resentimientos, sanando antiguas heridas, es el camino para recuperar el ser y su poder. Reintegrando un ahora lleno de posibilidades, sin miedo a futuros inciertos y sin pasado que los alimente. Renovados, llenos de poder, puros de corazón para vivir el ahora plenamente cual niño feliz.
Cuando tomamos conciencia de estas verdades y surge la intención de sanar el corazón. Hacemos una conexión inmediata con el ahora y sincronizamos con los flujos de poder universal que entran al corazón y facilitan el trabajo.
Descubrir que la fuerza que impele toda la vida se haya en cada uno. Que cada desafío es una oportunidad para crecer. Que cada circunstancia, que parece trascendernos, es una puerta que nos llama a descubrir nuestra verdad y a recuperar nuestro poder. Vivir en el ahora que nos desafía y nos ocupa es recuperar el poder.
Ocuparnos pertenece al ahora. Pre-ocuparnos pertenece a la oscuridad. Es el dueño de los miedos que se quieren proyectar en el futuro. Ambos, pasado y futuro son una misma cosa, una distracción que nos diluye, que no nos permite enfocarnos y sincronizar desde el corazón con la grandeza y omnipotencia de la creación.
Conjugar la vida desde el ahora es una clave de poder, lograrlo es una decisión personal y privilegio de una conciencia despierta.
Creemos estar separados del todo, pero nunca lo hemos estado. Todos tenemos la misma oportunidad de despertar o seguir durmiendo, sentir o anestesiarnos con sustancias químicas o alucinógenas.
El corazón late y con él sentimos por igual, si queremos sintonizarnos aunque débil en un comienzo la señal será inconfundible, un amor sanador, una energía sanadora y una verdad liberadora que limpia pasado y futuro a la vez permitiendo el poder ilimitado del ahora para conjugarlo a gusto.
Por Marisol stevens
jueves, 16 de julio de 2009
Presencia eterna
Tomar conciencia del mundo que nos contiene y nos circunda es fundamental para recuperar nuestro poder.
Si nos damos cuenta que somos parte de una unidad, que es parte de una unidad mayor, en una cadena infinita, nos enfrentamos a una realidad eterna, que es propia.
La misma tecnología que nos enceguece nos evidencia que somos parte ínfima de un universo inconmensurable e inter-relacionado, que conforma un todo vibratorio y circular de energía en constante movimiento, y que cualquier pulsación que surja en éste repercute en el todo.
Este panorama agigantado que la tecnología nos ha facilitado ha develado una nueva conciencia cósmica- holística, siendo el “holos” un todo en el que las partes reflejan el mismo todo. Entonces nos comprendemos integrados a un contexto infinito donde se explica “la imagen y semejanza” que existe como esencia en nuestro Ser. El propio organismo expresa el orden universal, pero también en él subyace la conciencia inteligente “de todo lo que es” vale decir Dios.
Si el cosmos no actúa por azar y hay una conciencia del todo intrínseca en su movimiento vibracional, esta misma conciencia está latente en cada partícula del cuerpo humano. A partir de esta realidad entramos de lleno en nuestra propia espiritualidad, que no es otra cosa que mirar hacia dentro y descubrir al propio observador que nos habita, testigo de cada experiencia vivida.
Mirarse interiormente es conocer el universo y su origen cósmico, es descubrir los propios ciclos evolutivos que se experimentan en la vida de forma circular. Donde el final de un giro da comienzo a otro con nuevas perspectivas. Etapas que se cumplen para emprender nuevas y más amplias en una elíptica incesante e infinita de crecimiento personal y grupal.
Conocernos habitantes de un universo vibrante, con un patrón claro de unidad, nos permite ver la trascendencia de nuestra vida. Todo se haya unido por una maya energética inteligente en la que nos influimos mutuamente, incidiendo uno en el otro. Alimentando la conciencia de masa, en vibraciones circulares y expansivas. Nada ni nadie está separado, todos conformamos una gran creación cuya magnitud es imposible de apreciar con una mente velada, que en vigilia, solo funciona a la capacidad de un diez por ciento.
La humildad surge inevitable. El corazón nuevamente lleva la delantera con su sabiduría que puede presentir y recibir más allá de la mente limitada. La sabiduría, que es mucho más que conocimiento a secas, se encuentra en la eternidad interna, allí nos ubicamos en un centro propio que nos une al eje mayor. Nos integramos al gran viaje cuyo derrotero está inscrito en el alma. Aquella esencia inteligente de vida atómica y subatómica que conforma nuestra presencia corporal y espiritual (sentimiento, pensamiento y emoción).
Sin duda caemos en constantes círculos insanos que nos atrapan, de los cuales pareciera imposible salir, desconociendo que el poder surge de nuestro centro, vale decir, Dios.
Sin embargo es tiempo de saber que los sentimientos negativos son frutos de un corazón individualista y producen pensamientos desconectados de Dios, esto nos impide fluir en el campo unificado e inteligente de la fuente y nos retribuye fracaso, soledad y vacío.
Volvamos a la fuente y despertemos en Dios
Marisol stevens
Si nos damos cuenta que somos parte de una unidad, que es parte de una unidad mayor, en una cadena infinita, nos enfrentamos a una realidad eterna, que es propia.
La misma tecnología que nos enceguece nos evidencia que somos parte ínfima de un universo inconmensurable e inter-relacionado, que conforma un todo vibratorio y circular de energía en constante movimiento, y que cualquier pulsación que surja en éste repercute en el todo.
Este panorama agigantado que la tecnología nos ha facilitado ha develado una nueva conciencia cósmica- holística, siendo el “holos” un todo en el que las partes reflejan el mismo todo. Entonces nos comprendemos integrados a un contexto infinito donde se explica “la imagen y semejanza” que existe como esencia en nuestro Ser. El propio organismo expresa el orden universal, pero también en él subyace la conciencia inteligente “de todo lo que es” vale decir Dios.
Si el cosmos no actúa por azar y hay una conciencia del todo intrínseca en su movimiento vibracional, esta misma conciencia está latente en cada partícula del cuerpo humano. A partir de esta realidad entramos de lleno en nuestra propia espiritualidad, que no es otra cosa que mirar hacia dentro y descubrir al propio observador que nos habita, testigo de cada experiencia vivida.
Mirarse interiormente es conocer el universo y su origen cósmico, es descubrir los propios ciclos evolutivos que se experimentan en la vida de forma circular. Donde el final de un giro da comienzo a otro con nuevas perspectivas. Etapas que se cumplen para emprender nuevas y más amplias en una elíptica incesante e infinita de crecimiento personal y grupal.
Conocernos habitantes de un universo vibrante, con un patrón claro de unidad, nos permite ver la trascendencia de nuestra vida. Todo se haya unido por una maya energética inteligente en la que nos influimos mutuamente, incidiendo uno en el otro. Alimentando la conciencia de masa, en vibraciones circulares y expansivas. Nada ni nadie está separado, todos conformamos una gran creación cuya magnitud es imposible de apreciar con una mente velada, que en vigilia, solo funciona a la capacidad de un diez por ciento.
La humildad surge inevitable. El corazón nuevamente lleva la delantera con su sabiduría que puede presentir y recibir más allá de la mente limitada. La sabiduría, que es mucho más que conocimiento a secas, se encuentra en la eternidad interna, allí nos ubicamos en un centro propio que nos une al eje mayor. Nos integramos al gran viaje cuyo derrotero está inscrito en el alma. Aquella esencia inteligente de vida atómica y subatómica que conforma nuestra presencia corporal y espiritual (sentimiento, pensamiento y emoción).
Sin duda caemos en constantes círculos insanos que nos atrapan, de los cuales pareciera imposible salir, desconociendo que el poder surge de nuestro centro, vale decir, Dios.
Sin embargo es tiempo de saber que los sentimientos negativos son frutos de un corazón individualista y producen pensamientos desconectados de Dios, esto nos impide fluir en el campo unificado e inteligente de la fuente y nos retribuye fracaso, soledad y vacío.
Volvamos a la fuente y despertemos en Dios
Marisol stevens
lunes, 29 de junio de 2009
La puerta personal
Considerando lo anterior es posible visualizar una verdad contenida por tiempos y civilizaciones diversas, conocimiento que solo puede surgir de la fuente original y primigenia de la creación, una mente omnisciente que se encuentra fuera del alcance de los sentidos corporales humanos, visible tan solo para el espíritu y canalizada por el “corazón”.
Nos encontramos con un Dios al que se puede contactar desde un pasadizo interior que solo abre el amor, concluyendo así, que una verdad eterna y universal no puede ser privilegio de unos pocos y escogidos, si es una verdad inherente al ser y contenida por éste, es entonces una elección personal, abrir “aquella” puerta.
Cada corriente filosófica o religiosa que se origina en un corazón humilde es una puerta que se ha abierto y por tanto contiene la semilla de la conciencia verdadera, es el individuo que en su egoísmo la desvirtúa, la limita y la hace letra muerta ahogando todo espíritu de verdad que pueda contener.
Esta claro que a Dios no se lo encuentra por la materia, más bien de la forma que Cristo enseñó, por el camino del amor, un amor indescifrable aún por el hombre terrenal, y se comunica con el cielo por un pasadizo interno, inalcanzable para aquel que vive en total confusión, donde los conflictos son lo cotidiano, incluso entre quienes hablan la misma lengua, y que no busca ni se provee del silencio necesario para encontrar el portal.
No solo el idioma separa al hombre de sus congéneres y de sí mismo, si no una suerte de hipocresía que le impide decirse y comunicar su verdad. La mente colectiva lo domina y en la necesidad de mantenerse en comunidad se reprime y no dice lo que su corazón verdaderamente siente, con el tiempo se desasocia de su corazón y los impulsos que vienen de el se acallan hasta la enfermedad.
Sin embargo, surge la esperanza en medio de la desintegración. Y es que la familia humana está despertándo a su verdad.
Los mismos que están abriendo y traspasando el portal hacia su divinidad están rescatando luz para todos.
Por Marisol Stevens
Nos encontramos con un Dios al que se puede contactar desde un pasadizo interior que solo abre el amor, concluyendo así, que una verdad eterna y universal no puede ser privilegio de unos pocos y escogidos, si es una verdad inherente al ser y contenida por éste, es entonces una elección personal, abrir “aquella” puerta.
Cada corriente filosófica o religiosa que se origina en un corazón humilde es una puerta que se ha abierto y por tanto contiene la semilla de la conciencia verdadera, es el individuo que en su egoísmo la desvirtúa, la limita y la hace letra muerta ahogando todo espíritu de verdad que pueda contener.
Esta claro que a Dios no se lo encuentra por la materia, más bien de la forma que Cristo enseñó, por el camino del amor, un amor indescifrable aún por el hombre terrenal, y se comunica con el cielo por un pasadizo interno, inalcanzable para aquel que vive en total confusión, donde los conflictos son lo cotidiano, incluso entre quienes hablan la misma lengua, y que no busca ni se provee del silencio necesario para encontrar el portal.
No solo el idioma separa al hombre de sus congéneres y de sí mismo, si no una suerte de hipocresía que le impide decirse y comunicar su verdad. La mente colectiva lo domina y en la necesidad de mantenerse en comunidad se reprime y no dice lo que su corazón verdaderamente siente, con el tiempo se desasocia de su corazón y los impulsos que vienen de el se acallan hasta la enfermedad.
Sin embargo, surge la esperanza en medio de la desintegración. Y es que la familia humana está despertándo a su verdad.
Los mismos que están abriendo y traspasando el portal hacia su divinidad están rescatando luz para todos.
Por Marisol Stevens
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